¿Cuánto se desgasta un hombre al tener relaciones?

El Mito del Desgaste Masculino Tras el Sexo: Más allá de las Calorias Quemadas

Existe una creencia popular, a menudo transmitida de forma informal y anecdótica, que sitúa al acto sexual como una actividad extenuante para los hombres, capaz de provocar un “desgaste” físico considerable. Sin embargo, la realidad es mucho más matizada y, en gran medida, alejada de esta percepción. Si bien la experiencia puede ser intensa y emocionalmente gratificante, el impacto físico es, en la mayoría de los casos, mínimo.

La idea del desgaste excesivo proviene, posiblemente, de la asociación cultural del sexo con el esfuerzo y la energía. Se suele relacionar con la necesidad de rendimiento, la presión social y las expectativas poco realistas. Pero fisiológicamente hablando, el consumo calórico durante el sexo es relativamente bajo. Se estima que una relación sexual de duración media quema aproximadamente entre 200 y 300 calorías, una cantidad comparable a una caminata ligera o a la realización de algunas tareas domésticas. Esta cifra, fácilmente reponible a través de una dieta equilibrada, contrasta con la imagen del hombre agotado tras el encuentro.

Es importante diferenciar entre el desgaste físico y el cansancio percibido. El cansancio posterior al sexo puede deberse a factores más allá del propio acto:

• Factor psicológico: La ansiedad, la anticipación, la presión por el rendimiento o la inseguridad pueden generar un cansancio mental que se manifiesta físicamente.
• Falta de sueño: Si el encuentro sexual ocurre en un horario que interfiere con el descanso, la fatiga del día siguiente será independiente de la actividad sexual.
• Deshidratación: La pérdida de líquidos a través del sudor puede provocar cansancio si no se compensa con una adecuada hidratación.
• Edad y estado de salud: Factores como la edad, la condición física general y la presencia de enfermedades preexistentes pueden influir en la sensación de cansancio tras cualquier actividad, incluyendo el sexo.

Por lo tanto, afirmando que el sexo causa un “desgaste” significativo en los hombres es una generalización inexacta. La actividad sexual no implica un esfuerzo físico comparable a entrenamientos intensos o actividades laborales exigentes. El cansancio experimentado, con frecuencia, está más relacionado con factores psicológicos y del estilo de vida que con el consumo calórico inherente al acto sexual. Una vida saludable, con una alimentación equilibrada, suficiente descanso y una actitud positiva hacia la sexualidad, contribuye a una experiencia más plena y satisfactoria, minimizando cualquier percepción de “desgaste” innecesario. En resumen, el mito del desgaste físico significativo tras el sexo es, principalmente, un producto de la cultura y la subjetividad, no de la fisiología.