¿Cuántos minerales tiene el hombre?

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El cuerpo humano requiere una variedad de minerales para su correcto funcionamiento, entre ellos calcio, fósforo, potasio, sodio, cloro, magnesio, hierro, yodo, zinc y otros oligoelementos como manganeso, flúor, cobalto y selenio. La abundancia de fósforo en la dieta vegetal dificulta su deficiencia.

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La fascinante mineralogía humana: ¿Cuántos minerales necesitamos realmente?

El cuerpo humano, una compleja máquina biológica, no funciona únicamente con proteínas, carbohidratos y grasas. Su correcto funcionamiento depende también, de forma crucial, de una orquesta de minerales que, en cantidades precisas, orquestan procesos vitales. Si bien la pregunta “¿Cuántos minerales tiene el hombre?” podría parecer sencilla, la respuesta es más matizada de lo que se podría pensar.

La afirmación de que el cuerpo humano “contiene” una cantidad específica de minerales es engañosa. No se trata de un número fijo, sino de una compleja interacción de elementos en diferentes concentraciones, dependiendo de la edad, el sexo, el estado de salud y la dieta individual. Algunos son necesarios en cantidades relativamente grandes (macrominerales), mientras que otros se requieren en trazas infinitesimales (microminerales u oligoelementos).

Se suele citar una lista de minerales esenciales, incluyendo calcio, fósforo, potasio, sodio, cloro, magnesio, hierro, yodo y zinc. Estos son los “protagonistas” en el drama de la bioquímica humana, participando en funciones tan diversas como la transmisión nerviosa (sodio, potasio), la formación ósea (calcio, fósforo, magnesio), el transporte de oxígeno (hierro), la regulación hormonal (yodo) y la actividad enzimática (zinc).

Más allá de estos conocidos, una plétora de oligoelementos juega un papel igualmente vital, aunque en cantidades mínimas. El manganeso, el flúor, el cobalto, el selenio, el cobre, el cromo, el molibdeno y el silicio, entre otros, son piezas fundamentales en el engranaje metabólico. Su ausencia o desequilibrio puede tener consecuencias significativas para la salud. La deficiencia de yodo, por ejemplo, puede causar bocio, mientras que la falta de hierro resulta en anemia.

La abundancia de fósforo en muchas dietas vegetales, como se menciona en el texto inicial, contribuye a que las deficiencias de este mineral sean relativamente poco frecuentes en comparación con otras. Sin embargo, esto no implica que sea irrelevante la ingesta equilibrada de este elemento.

Por lo tanto, responder a la pregunta inicial con un número concreto es impreciso. La cantidad de minerales “en” el cuerpo varía, y la relevancia de cada uno depende de su función biológica. En lugar de centrarse en una cifra, es más importante comprender la importancia de una dieta equilibrada y variada que proporcione la cantidad adecuada de todos los minerales necesarios para un óptimo estado de salud. Esta “mineralogía interna” es un complejo y fascinante campo de estudio que continúa revelando la intrincada relación entre la química y la vida.