¿Por qué la diabetes afecta la boca?

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La disminución de saliva, efecto secundario de la diabetes y algunos de sus tratamientos, incrementa la vulnerabilidad a infecciones orales. La sequedad bucal resultante facilita el desarrollo de caries, gingivitis y otras patologías bucodentales.

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La Boca, un Espejo de la Diabetes: Comprensión de la Conexión

La diabetes, una enfermedad crónica que afecta la forma en que el cuerpo procesa el azúcar, no se limita a impactar el sistema circulatorio o los órganos vitales. Su influencia se extiende también a la salud bucal, generando una serie de complicaciones que, si no se tratan adecuadamente, pueden deteriorar significativamente la calidad de vida del paciente. La conexión entre la diabetes y la salud oral es compleja y multifactorial, pero se centra principalmente en un factor crucial: la disminución de la saliva.

La saliva, mucho más que un simple lubricante, actúa como una barrera protectora contra bacterias, hongos y virus que habitan naturalmente en la boca. Contiene enzimas que combaten las infecciones, neutraliza los ácidos producidos por las bacterias que causan caries y remineraliza el esmalte dental. En los pacientes diabéticos, esta protección natural se ve comprometida. La hiperglicemia crónica, es decir, los niveles elevados de glucosa en sangre, puede afectar directamente las glándulas salivales, reduciendo su producción y dando lugar a la xerostomía, o boca seca.

Este efecto se ve exacerbado por algunos tratamientos contra la diabetes. Determinados medicamentos, como los diuréticos utilizados para controlar la presión arterial – frecuente en pacientes diabéticos – contribuyen a la deshidratación, agravando la sequedad bucal. La disminución de la saliva crea un entorno propicio para la proliferación de bacterias, incrementando el riesgo de diversas patologías bucodentales.

Entre las consecuencias más comunes se encuentran:

  • Caries: La falta de saliva reduce la neutralización de ácidos producidos por las bacterias, acelerando el proceso de desmineralización del esmalte dental y favoreciendo la aparición de caries, incluso en zonas inesperadas.
  • Gingivitis y Periodontitis: La inflamación de las encías (gingivitis) es mucho más frecuente en pacientes diabéticos. La pobre higiene oral, combinada con la baja producción de saliva, crea un ambiente ideal para la proliferación de bacterias que causan la gingivitis, pudiendo progresar a periodontitis, una enfermedad grave que afecta los tejidos de soporte del diente, llegando incluso a la pérdida dental.
  • Infecciones fúngicas: La candidiasis oral, una infección por hongos del género Candida, es más común en diabéticos debido a la disminución de la defensa inmunológica y a la sequedad bucal. Se manifiesta como placas blanquecinas en la lengua y las mejillas.
  • Queilitis angular: Las comisuras de los labios se agrietan y se inflaman, generando dolor y molestias. La sequedad bucal contribuye a este problema, que puede empeorar con la falta de vitaminas del complejo B.

Es fundamental destacar que el control estricto de los niveles de glucosa en sangre es crucial para mitigar los efectos de la diabetes en la boca. Una buena higiene oral, incluyendo cepillado frecuente, uso de hilo dental y enjuagues con fluoruro, es igualmente imprescindible. Las visitas regulares al dentista son vitales para la detección temprana y el tratamiento oportuno de cualquier problema bucal. La comunicación abierta entre el paciente, el endocrinólogo y el dentista es clave para un abordaje integral y efectivo de la salud bucal en pacientes con diabetes. El cuidado de la boca no es un aspecto menor; es una pieza fundamental del bienestar general en personas con esta condición.