¿Por qué los hombres se infartan más?

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Tradicionalmente, los hombres han exhibido una mayor prevalencia de factores de riesgo cardiovascular. Fumar, la hipertensión, la diabetes, la obesidad y la inactividad física contribuyen a esta disparidad en la salud cardíaca masculina.

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La Brecha Cardíaca: ¿Por Qué los Hombres Son Más Susceptibles al Infarto?

Durante décadas, la balanza de la salud cardiovascular ha estado desequilibrada: los hombres, históricamente, han enfrentado un riesgo significativamente mayor de sufrir un infarto al miocardio que las mujeres. Esta diferencia, lejos de ser un mero accidente biológico, es el resultado de una compleja interacción entre factores genéticos, hormonales y, fundamentalmente, conductuales.

Si bien la predisposición genética puede jugar un papel, la realidad es que el estilo de vida y ciertos hábitos arraigados en la sociedad han contribuido de manera considerable a esta disparidad. Como punto de partida, se observa una mayor prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en hombres. Esto no es solo una observación, sino un patrón consistente que requiere un análisis más profundo.

El Peso de los Hábitos: Un Factor Clave

Es cierto que la biología marca diferencias, pero los hábitos son los que verdaderamente inclinan la balanza. Históricamente, los hombres han presentado una mayor propensión a:

  • Fumar: Si bien las tasas de tabaquismo han disminuido en ambos sexos, durante gran parte del siglo XX el consumo de tabaco fue significativamente mayor en hombres. Los efectos devastadores del cigarrillo en el sistema cardiovascular son bien conocidos, desde el daño a las paredes arteriales hasta el aumento de la presión arterial y la coagulación sanguínea.
  • Hipertensión Arterial: Aunque la hipertensión afecta a ambos sexos, en edades más jóvenes suele ser más prevalente y agresiva en hombres. La falta de control de la presión arterial alta es un factor de riesgo directo para el infarto.
  • Diabetes Mellitus: La diabetes, especialmente la tipo 2, se ha convertido en una epidemia global. Si bien afecta a hombres y mujeres, la resistencia a la insulina y el descontrol glucémico, en conjunto con otros factores de riesgo, contribuyen a un mayor riesgo cardiovascular en hombres.
  • Obesidad y Sobrepeso: El exceso de peso, particularmente la grasa abdominal visceral, está directamente relacionado con la inflamación crónica, la resistencia a la insulina y la dislipidemia (niveles anormales de colesterol y triglicéridos). Estos factores, en conjunto, aumentan significativamente el riesgo de desarrollar enfermedad coronaria.
  • Inactividad Física: Un estilo de vida sedentario, caracterizado por la falta de ejercicio regular, contribuye a la obesidad, la hipertensión y la dislipidemia. La actividad física regular es un factor protector clave para la salud cardiovascular.

Más Allá de los Números: El Aspecto Psicosocial

Es crucial no ignorar el impacto de los factores psicosociales. El estrés crónico, la competitividad laboral y la dificultad para expresar emociones, históricamente más asociadas a la masculinidad tradicional, pueden influir negativamente en la salud cardiovascular. El estrés libera hormonas que elevan la presión arterial y la frecuencia cardíaca, y puede promover hábitos poco saludables como fumar o beber alcohol en exceso.

Un Llamado a la Acción: Cambiando la Narrativa

Comprender por qué los hombres son más susceptibles al infarto es el primer paso para cambiar esta realidad. La prevención es la clave:

  • Chequeos Médicos Regulares: La detección temprana de factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes y el colesterol alto es fundamental.
  • Adopción de un Estilo de Vida Saludable: Una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras y granos integrales, junto con ejercicio regular, son pilares fundamentales de la salud cardiovascular.
  • Manejo del Estrés: Aprender técnicas de manejo del estrés, como la meditación, el yoga o simplemente dedicar tiempo a actividades relajantes, puede reducir el riesgo de enfermedades cardíacas.
  • Romper Estigmas: Fomentar una cultura en la que los hombres se sientan cómodos hablando sobre su salud, buscando ayuda profesional y priorizando su bienestar emocional es esencial.

En definitiva, la disparidad en el riesgo de infarto entre hombres y mujeres no es una fatalidad. Al comprender los factores que contribuyen a esta diferencia y al adoptar medidas proactivas para mejorar la salud cardiovascular, podemos trabajar para cerrar la brecha y garantizar una vida más larga y saludable para todos. La prevención, la educación y un cambio cultural son las herramientas clave para lograr este objetivo.