¿Qué causa los bultos en la areola?

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Las glándulas de Montgomery, presentes en la areola, son totalmente normales y producen una secreción aceitosa que lubrica y protege el pezón, función crucial especialmente durante la lactancia materna, actuando como barrera natural contra infecciones.

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Bultos en la Areola: ¿Motivo de Preocupación?

La areola, esa área pigmentada que rodea el pezón, es una zona sensible y propensa a experimentar cambios. Uno de los motivos de consulta más comunes es la aparición de pequeños bultos en su superficie. Aunque a menudo generan alarma, en la mayoría de los casos, estos bultos son una manifestación natural de las glándulas de Montgomery, estructuras presentes en todas las personas.

Las Glándulas de Montgomery: Pequeñas Protuberancias con Gran Importancia

Estas glándulas, visibles como pequeños puntos elevados en la areola, son totalmente normales y cumplen una función vital para la salud del pezón y, especialmente, durante la lactancia materna. Su tarea principal es secretar un aceite lubricante que:

  • Protege el pezón de la sequedad y la irritación: El roce constante con la ropa o el chupeteo del bebé pueden causar sequedad y agrietamiento en el pezón. La secreción de las glándulas de Montgomery mantiene la piel hidratada y flexible, reduciendo el riesgo de molestias.
  • Actúa como barrera natural contra infecciones: El aceite secretado contiene propiedades antimicrobianas, ayudando a prevenir la proliferación de bacterias y hongos en la delicada piel del pezón.
  • Libera un olor característico que guía al bebé hacia el pezón: Durante la lactancia, el recién nacido se guía por el olor para encontrar el pezón y alimentarse. Las glándulas de Montgomery contribuyen a este proceso, facilitando la lactancia y el vínculo entre madre e hijo.

Cuándo Preocuparse: Diferenciando lo Normal de lo Anormal

Si bien las glándulas de Montgomery son la causa más común de bultos en la areola, existen otras condiciones que pueden manifestarse de manera similar y que requieren atención médica:

  • Infecciones: Una infección bacteriana o fúngica puede provocar la inflamación de las glándulas de Montgomery y la aparición de bultos dolorosos, enrojecidos y con posible secreción de pus.
  • Quistes sebáceos: Estos pequeños sacos llenos de sebo pueden aparecer en cualquier parte de la piel, incluida la areola. Generalmente son indoloros, pero pueden inflamarse si se infectan.
  • Bloqueo de las glándulas de Montgomery: En ocasiones, la secreción de las glándulas puede quedar atrapada, formando un pequeño bulto.
  • Cambios hormonales: Las fluctuaciones hormonales durante el ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia pueden afectar el tamaño y la visibilidad de las glándulas de Montgomery.
  • Tumores: Aunque es menos frecuente, la aparición de un bulto duro, indoloro y que no responde a los cambios hormonales debe ser evaluado por un médico para descartar la posibilidad de un tumor.

Recomendaciones y Cuándo Consultar al Médico:

Si notas bultos en la areola, es importante que observes su apariencia, tamaño, consistencia y si están acompañados de otros síntomas como dolor, enrojecimiento, secreción o cambios en la piel del pezón.

Consulta a tu médico si:

  • Los bultos son dolorosos, enrojecidos o secretan pus.
  • Los bultos cambian de tamaño o forma rápidamente.
  • Los bultos se acompañan de cambios en la piel del pezón, como engrosamiento, retracción o descamación.
  • Tienes antecedentes familiares de cáncer de mama.

En resumen, la presencia de bultos en la areola es, en la mayoría de los casos, una manifestación normal de las glándulas de Montgomery. Sin embargo, es fundamental estar atento a los cambios y consultar al médico si existen dudas o si se presentan síntomas preocupantes. Una evaluación médica adecuada te permitirá descartar otras posibles causas y recibir el tratamiento adecuado, si es necesario, brindándote tranquilidad y cuidando tu salud.