¿Qué dice el padre en la boda en la salud y enfermedad?

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El sacerdote pregunta al novio: ¿Prometes amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, todos los días de tu vida?

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Más allá del “Salud y Enfermedad”: La Profundidad de una Promesa Matrimonial

La frase “en la salud y en la enfermedad” resuena con fuerza en cualquier ceremonia nupcial. Es un fragmento conciso, pero cargado de significado, que encapsula la promesa fundamental del matrimonio: un compromiso incondicional, que trasciende las circunstancias cambiantes de la vida. El sacerdote, al preguntarle al novio (y posteriormente a la novia), “¿Prometes amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, todos los días de tu vida?”, no se limita a formular una simple pregunta; está desentrañando el corazón mismo del pacto matrimonial.

Pero ¿qué implica realmente esta promesa? Supera con creces la simple idea de una asistencia médica en caso de dolencia física. “Salud”, en este contexto, representa el bienestar integral de la persona: la salud física, sí, pero también la mental y la emocional. Implica apoyar a la pareja en momentos de estrés, ansiedad, depresión, o cualquier desafío que pueda afectar su equilibrio interior. Es una promesa de presencia constante, de comprensión empática y de apoyo incondicional, incluso cuando la “salud” de la persona amada se vea comprometida.

“Enfermedad”, por su parte, trasciende la enfermedad física. Puede referirse a periodos de dificultad económica, a conflictos familiares, a momentos de crisis personal o a cualquier adversidad que pueda afectar la vida de la pareja. Es una promesa de perseverancia, de resistencia ante las tormentas, de una fidelidad que no se quiebra ante las dificultades. Es la decisión consciente de permanecer al lado del otro, no solo en los momentos de alegría y prosperidad, sino también en aquellos en los que la vida se presenta como un desafío abrumador.

La promesa “en la salud y en la enfermedad” no es un contrato legal, sino un pacto de amor profundo, basado en la confianza, el respeto mutuo y el compromiso inquebrantable. Es una declaración pública de la intención de construir una relación sólida y duradera, capaz de soportar las pruebas del tiempo y las vicisitudes de la vida. Es una promesa que exige compromiso, sacrificio y una constante disposición a crecer juntos, superando los obstáculos como un equipo.

Por lo tanto, la pregunta del sacerdote no es una mera formalidad. Es una invitación a la reflexión profunda sobre el significado del matrimonio, a la aceptación de la complejidad de la vida en pareja y a la asunción de la responsabilidad que implica este vínculo sagrado. Es un llamado a construir una relación basada en la comprensión, la compasión y el amor incondicional, más allá de las circunstancias. Es, en definitiva, la esencia misma del compromiso matrimonial.