¿Qué enzimas secreta la saliva?
La saliva humana contiene principalmente α-amilasa salival (AASH), una enzima abundante que juega un papel crucial en la digestión. La AASH acelera la hidrólisis de los enlaces glucosídicos α-1,4 presentes en almidones y otros carbohidratos complejos, descomponiéndolos en azúcares más simples para facilitar su absorción.
El complejo cóctel enzimático de la saliva: Más allá de la amilasa
La saliva, ese fluido incoloro que constantemente lubrica nuestra boca, es mucho más que un simple lubricante. Es un complejo fluido biológico que, además de facilitar la masticación y la deglución, desempeña un papel fundamental en la primera etapa de la digestión, gracias a su contenido enzimático. Si bien la α-amilasa salival (AASH) suele ser la enzima más destacada y mencionada, la realidad es que la saliva humana alberga un elenco de enzimas que trabajan en conjunto para preparar el bolo alimenticio para su posterior procesamiento en el tracto digestivo.
La AASH, como se sabe, es una enzima clave. Su función principal es la hidrólisis de los enlaces glucosídicos α-1,4 presentes en los polisacáridos como el almidón y el glucógeno. Esta acción descompone estos carbohidratos complejos en unidades más pequeñas, como maltosa, maltotriosa y dextrinas límite, facilitando su posterior absorción en el intestino delgado. Su eficacia, sin embargo, depende de factores como el pH salival y la temperatura. Un pH demasiado ácido puede inhibir su actividad.
Pero la AASH no está sola. La saliva también contiene, aunque en menor concentración, otras enzimas con funciones específicas, muchas de las cuales aún se encuentran en investigación y su papel completo aún no se comprende del todo. Entre ellas se encuentran:
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Lipasa lingual: A diferencia de la AASH que actúa sobre carbohidratos, la lipasa lingual comienza la digestión de las grasas. Esta enzima, secretada por las glándulas de von Ebner en la lengua, es particularmente activa en un ambiente ácido, lo que la hace eficaz incluso antes de que el bolo alimenticio llegue al estómago. Su acción es especialmente importante en la digestión de los triglicéridos de cadena media.
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Lisozima: Esta enzima no participa directamente en la digestión, sino que juega un papel crucial en la defensa inmunológica. Posee actividad antibacteriana, lisando las paredes celulares de bacterias gram-positivas, contribuyendo a la protección contra infecciones orales.
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Calicreína: Esta enzima participa en la regulación de la presión sanguínea, convirtiendo la cininógeno en bradicinina, un potente vasodilatador. Su presencia en la saliva, aunque en cantidades menores, sugiere una posible conexión entre la salud oral y la cardiovascular, un área que requiere mayor investigación.
En resumen, la saliva no es un simple lubricante, sino un complejo fluido bioquímico con una variedad de enzimas que desempeñan funciones cruciales en la digestión y la defensa inmunológica. Si bien la AASH es la enzima más abundante y ampliamente estudiada, la lipasa lingual y otras enzimas contribuyen a un proceso digestivo inicial más complejo y eficiente de lo que se creía inicialmente. La investigación continua en este campo promete revelar aún más detalles sobre la composición y las funciones de este fascinante fluido.
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