¿Qué es lo que provoca un preinfarto?

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Un preinfarto, o angina inestable, se desencadena comúnmente por la acumulación de placas de colesterol en las arterias coronarias. Estas placas reducen el flujo sanguíneo al corazón. La ruptura de una de estas placas puede formar un coágulo que bloquea el paso de sangre, lo que disminuye la irrigación cardíaca y genera el dolor característico.

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El Preludio al Desastre: Descifrando las Causas de un Preinfarto

Un preinfarto, también conocido como angina inestable, es una señal de alerta seria, una llamada de atención que indica una inminente amenaza para la salud cardiovascular. A diferencia de la angina estable, donde el dolor torácico se presenta con un patrón predecible, la angina inestable es impredecible, puede aparecer en reposo o con un mínimo esfuerzo, y es significativamente más grave, representando un riesgo elevado de infarto agudo de miocardio. Pero, ¿qué desencadena este peligroso preludio?

La raíz del problema reside, en la mayoría de los casos, en la aterosclerosis, un proceso lento y progresivo que implica la acumulación de placas de ateroma en las arterias coronarias. Estas placas, compuestas principalmente por colesterol, grasas, calcio y otros desechos celulares, se adhieren a las paredes de las arterias, reduciendo gradualmente su diámetro y obstaculizando el flujo sanguíneo hacia el músculo cardíaco. Este estrechamiento arterial progresivo disminuye el aporte de oxígeno al corazón, llevando a la aparición de angina, inicialmente estable, y posteriormente, a la inestabilidad que caracteriza al preinfarto.

Sin embargo, la simple reducción del flujo sanguíneo no explica completamente la aparición de un preinfarto. La clave reside en la inestabilidad de estas placas. Una placa ateromatosa puede ser estable durante años, pero bajo ciertas circunstancias, puede romperse o fisurarse. Esta ruptura expone el material rico en lípidos y sustancias pro-coagulantes presentes en su interior a la sangre circulante. Esta exposición desencadena una cascada de eventos que culminan en la formación de un trombo, un coágulo sanguíneo que obstruye completamente la arteria coronaria. Esta obstrucción súbita y completa priva al músculo cardíaco de oxígeno y nutrientes, generando el dolor intenso y la isquemia característica de un preinfarto.

¿Qué factores contribuyen a la ruptura de estas placas y, por ende, al desencadenamiento de un preinfarto? Si bien no hay una respuesta única, diversos factores de riesgo juegan un papel crucial:

  • Hipertensión arterial: La presión sanguínea elevada ejerce una mayor fuerza sobre las paredes arteriales, aumentando el riesgo de ruptura plaquetaria.
  • Diabetes mellitus: Los niveles elevados de glucosa en sangre pueden dañar las paredes arteriales, volviéndolas más susceptibles a la formación de placas inestables.
  • Dislipidemia: Los niveles elevados de colesterol LDL (“colesterol malo”) son un factor clave en la formación y crecimiento de las placas de ateroma.
  • Tabaquismo: El tabaco daña el endotelio (la capa interna de las arterias), favoreciendo la formación de placas y la agregación plaquetaria.
  • Sedentarismo y obesidad: Estos factores contribuyen al desarrollo de dislipidemia, hipertensión y diabetes, aumentando el riesgo de aterosclerosis.
  • Estrés: El estrés crónico puede contribuir a la inflamación y a la inestabilidad de las placas.
  • Genética: La predisposición genética juega un papel importante en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

En conclusión, el preinfarto es un evento complejo que surge de la interacción entre la aterosclerosis, la inestabilidad de las placas ateromatosas y la formación de un trombo que obstruye el flujo sanguíneo coronario. Reconocer los factores de riesgo y adoptar un estilo de vida saludable es fundamental para prevenir este peligroso preludio de un infarto. Ante cualquier síntoma sospechoso, la consulta médica inmediata es crucial para un diagnóstico preciso y un tratamiento oportuno.