¿Qué expulsa uno cuando hace ejercicio?
Al hacer ejercicio, el cuerpo libera hormonas que incluyen dopamina y serotonina. La dopamina brinda placer y motivación, mientras que la serotonina promueve la calma y el bienestar.
Sudor, calor y toxinas: ¿Qué expulsa realmente el cuerpo al hacer ejercicio?
Mucho se habla de los beneficios del ejercicio, desde la mejora cardiovascular hasta el fortalecimiento muscular. Pero, ¿qué es lo que realmente expulsamos de nuestro cuerpo cuando nos ponemos en movimiento? La respuesta va más allá del sudor visible y se adentra en un fascinante mundo de procesos fisiológicos.
Evidentemente, lo primero que notamos al ejercitarnos es la sudoración. Este fluido, compuesto principalmente de agua y electrolitos como el sodio y el potasio, es el mecanismo principal del cuerpo para regular la temperatura. Al aumentar la actividad física, generamos calor y el sudor, al evaporarse sobre la piel, nos enfría. Perder estos electrolitos es la razón por la que es importante hidratarse adecuadamente, especialmente durante ejercicios intensos y prolongados.
Más allá del sudor, exhalamos dióxido de carbono (CO2), un producto de desecho del metabolismo energético. Al ejercitarnos, nuestras células demandan más energía, lo que incrementa la producción de CO2 y, por consiguiente, la frecuencia respiratoria para eliminarlo. Es la razón por la que respiramos más rápido y profundo durante el ejercicio.
Pero la expulsión de sustancias no se limita a lo tangible. Internamente, el ejercicio desencadena una cascada de procesos que liberan diversas sustancias, entre ellas hormonas. Como se menciona, la dopamina y la serotonina, neurotransmisores relacionados con el placer, la motivación, el bienestar y la regulación del estado de ánimo, aumentan su producción durante la actividad física. Este “cóctel químico” es en gran parte responsable de la sensación de euforia y relajación que experimentamos después de un buen entrenamiento, y contribuye a la reducción del estrés y la ansiedad.
Además, el ejercicio ayuda a eliminar toxinas a través de la estimulación del sistema linfático, encargado de drenar desechos y sustancias nocivas del organismo. Aunque la evidencia científica sobre la eliminación de “toxinas” específicas a través del sudor es limitada, el movimiento corporal favorece la circulación linfática, lo que contribuye a la depuración general del organismo.
Por último, aunque no se “expulsa” en el sentido estricto de la palabra, el ejercicio contribuye a la utilización de las reservas de grasa como fuente de energía. Al demandar más energía, el cuerpo recurre a las reservas de grasa almacenadas, lo que contribuye a la pérdida de peso y la mejora de la composición corporal.
En resumen, al hacer ejercicio, expulsamos sudor, CO2, y estimulamos la liberación de hormonas beneficiosas como la dopamina y la serotonina. Además, favorecemos la circulación linfática y la utilización de las reservas de grasa. Todos estos procesos contribuyen a los múltiples beneficios físicos y mentales que nos proporciona la actividad física regular.
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