¿Qué hacer cuando una persona está salada?

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Si un plato queda demasiado salado, no lo des por perdido. Para purés, añade más papa o leche. En cremas de verduras, incorpora más vegetales triturados o caldo vegetal sin sal. Aumentar el volumen con ingredientes neutros ayuda a diluir el exceso de sal, rescatando así tu preparación.

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¡Auxilio, mi comida está salada! Estrategias de rescate culinarias

Todos hemos estado ahí: la emoción de una nueva receta, el esmero en la preparación, y de repente… ¡un sabor a sal que te roba el aliento! Un exceso de sal en la comida puede arruinar la experiencia, pero antes de resignarte a pedir comida a domicilio, respira hondo. Existen estrategias sencillas y creativas para rescatar tu plato y evitar el desperdicio.

La clave está en el equilibrio: El principio fundamental para neutralizar el exceso de sal es diluirlo. Esto se logra incorporando ingredientes que absorban o contrarresten el sodio, añadiendo volumen y, por ende, disminuyendo la concentración de sal en el conjunto.

Soluciones específicas para preparaciones comunes:

  • Purés: El poder de las patatas y la leche. Si tu puré de patatas o de cualquier otro vegetal está intragable por la sal, la solución es añadir más del ingrediente principal. Incorpora más patata cocida y triturada (sin sal, por supuesto) hasta alcanzar el sabor deseado. Un chorrito de leche caliente, nata o incluso yogur natural también puede ayudar a suavizar el sabor salado y añadir cremosidad.
  • Cremas de verduras: Un rescate vegetal. Las cremas de verduras son particularmente susceptibles al exceso de sal. Aquí, la estrategia reside en aumentar la cantidad de verduras trituradas. Prepara más de la verdura predominante en la crema (sin sal) y añádela. También puedes recurrir al caldo vegetal sin sal; incorporarlo poco a poco ayudará a diluir la salinidad sin alterar significativamente el sabor de la crema original. Un toque de zumo de limón al final puede aportar un contrapunto ácido que equilibre el sabor.
  • Salsas y guisos: La neutralidad es tu aliada. Para salsas y guisos, considera añadir un ingrediente que absorba la sal, como una patata pelada y cortada en trozos grandes (que luego puedes retirar antes de servir). También puedes incorporar un poco de azúcar o miel, con moderación, para contrarrestar el sabor salado. Un chorrito de vinagre o zumo de limón puede también ayudar.
  • Arroz y pastas: El método del agua. Si el arroz o la pasta están demasiado salados, enjuagarlos con agua tibia antes de servirlos puede eliminar parte del exceso de sal. También puedes cocer una nueva porción sin sal y mezclarla con la ya cocinada.

Consejos generales para evitar el desastre:

  • Prueba y ajusta: La clave para no pasarse con la sal es probar la comida mientras la cocinas y ajustar la sazón según sea necesario. Añade la sal poco a poco y prueba entre cada adición.
  • Cuidado con los ingredientes ya salados: Ten en cuenta que algunos ingredientes, como el tocino, el jamón o ciertos caldos, ya contienen sal. Ajusta la cantidad de sal que añades en función de estos ingredientes.
  • Elige sal de calidad: La sal marina o la sal kosher tienen un sabor más puro y permiten un mejor control sobre la sazón.

En resumen, un exceso de sal no significa el fin de tu creación culinaria. Con un poco de ingenio y los ingredientes adecuados, puedes transformar un plato aparentemente arruinado en una deliciosa obra de arte. ¡A cocinar y a experimentar!