¿Qué líquido usan los dentistas?

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En odontología, además del agua, se emplean soluciones como el peróxido de hidrógeno y la carbamida, principalmente en tratamientos de blanqueamiento y desinfección, dependiendo del procedimiento específico. Estas sustancias, en concentraciones controladas, actúan sobre la superficie dental.
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Líquidos utilizados por los dentistas

En el campo de la odontología, se utilizan diversos líquidos además del agua para llevar a cabo diversos procedimientos dentales. Cada líquido tiene propiedades y usos específicos que son esenciales para el tratamiento dental exitoso.

Agua

El agua es el líquido más utilizado en odontología. Se emplea para enjuagar la boca del paciente, limpiar los instrumentos y equipos dentales y enfriar las fresas y otros instrumentos durante los procedimientos. También se utiliza como base para mezclar otras soluciones dentales.

Peróxido de hidrógeno

El peróxido de hidrógeno es un agente oxidante que se utiliza principalmente en odontología para blanquear los dientes. Actúa descomponiendo los pigmentos decolorantes en los dientes, restaurando su color blanco natural. El peróxido de hidrógeno también se utiliza como desinfectante para limpiar y esterilizar instrumentos y superficies dentales.

Carbamida

La carbamida es otro agente blanqueador que se utiliza en odontología. Se convierte en peróxido de hidrógeno en la boca, lo que lleva a un efecto blanqueador. La carbamida se utiliza a menudo en tratamientos de blanqueamiento en el hogar y como ingrediente en pastas dentales blanqueadoras.

Otros líquidos

Además del agua, el peróxido de hidrógeno y la carbamida, los dentistas también utilizan otros líquidos, como:

  • Hipoclorito de sodio (lejía): Se utiliza como desinfectante para limpiar y esterilizar instrumentos y superficies dentales.
  • Fluoruro de sodio: Se utiliza en pastas dentales y enjuagues bucales para prevenir la caries y fortalecer los dientes.
  • Clorhexidina: Un antiséptico que se utiliza para reducir la placa y gingivitis.

Es importante tener en cuenta que la concentración y el uso de estos líquidos en odontología deben ser controlados cuidadosamente por los profesionales dentales. El uso inadecuado o excesivo puede dañar los dientes, las encías y los tejidos orales.