¿Qué medicamentos se utilizan en la radioterapia?

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La radioterapia sistémica emplea radiofármacos o radionúclidos, medicamentos radiactivos líquidos que actúan sobre cánceres específicos como los de tiroides, hueso y próstata.

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Radioterapia Sistémica: El Poder Selectivo de los Radiofármacos

La radioterapia, una herramienta fundamental en la lucha contra el cáncer, a menudo evoca la imagen de un haz de radiación dirigido externamente hacia un tumor. Sin embargo, existe una rama fascinante y cada vez más sofisticada de esta terapia: la radioterapia sistémica. Esta técnica, a diferencia de su contraparte externa, utiliza medicamentos radiactivos líquidos, conocidos como radiofármacos o radionúclidos, que se administran al paciente y viajan a través del torrente sanguíneo, buscando y destruyendo células cancerosas de manera selectiva.

La belleza de la radioterapia sistémica radica en su capacidad para atacar células cancerosas diseminadas por todo el cuerpo, incluso aquellas que se encuentran en lugares de difícil acceso para la radiación externa. Esto la convierte en una opción valiosa para el tratamiento de ciertos tipos de cáncer que se han propagado, o que presentan metástasis.

Pero, ¿qué medicamentos específicos se utilizan en la radioterapia sistémica? La respuesta reside en la naturaleza del cáncer que se está tratando, ya que cada radiofármaco está diseñado para actuar sobre un tipo de cáncer en particular. A continuación, exploraremos algunos ejemplos clave:

1. Cáncer de Tiroides:

  • Yodo Radiactivo (I-131): Este es quizás el ejemplo más conocido de radioterapia sistémica. Las células tiroideas, tanto sanas como cancerosas, tienen una afinidad natural por el yodo. El I-131, al ser yodo radiactivo, es absorbido por estas células, emitiendo radiación que destruye tanto el tejido tiroideo residual después de la cirugía como cualquier célula cancerosa tiroidea que pueda haberse diseminado. La administración del I-131 es generalmente sencilla, a través de una cápsula o líquido, y requiere un periodo de aislamiento para proteger a otras personas de la radiación.

2. Cáncer de Hueso:

  • Estroncio-89 (Sr-89): El estroncio es un elemento similar al calcio y se concentra en los huesos, especialmente en áreas donde hay un alto grado de actividad metabólica, como las metástasis óseas. El Sr-89 emite radiación que alivia el dolor asociado a estas metástasis y, en algunos casos, puede reducir el tamaño de los tumores óseos.
  • Samario-153 (Sm-153): Similar al estroncio-89, el samario-153 se dirige a las metástasis óseas para aliviar el dolor y controlar el crecimiento del tumor.

3. Cáncer de Próstata:

  • Radio-223 (Ra-223): Este radionúclido, también conocido como dicloruro de radio-223, se utiliza para tratar el cáncer de próstata que se ha propagado a los huesos (metástasis óseas). El Ra-223 imita al calcio y se dirige a las áreas de hueso afectadas por el cáncer, donde emite radiación alfa para destruir las células cancerosas.

Más allá de estos ejemplos, la investigación continúa expandiendo el arsenal de radiofármacos disponibles. Los avances en la radioquímica y la biología molecular están permitiendo el desarrollo de medicamentos cada vez más específicos y efectivos. Por ejemplo, se están investigando nuevos radiofármacos dirigidos a otros tipos de cáncer, como el neuroblastoma y ciertos tipos de tumores neuroendocrinos.

Consideraciones Importantes:

Es crucial entender que la radioterapia sistémica, como cualquier tratamiento contra el cáncer, no está exenta de efectos secundarios. Estos pueden variar dependiendo del radiofármaco utilizado y la dosis administrada, pero pueden incluir fatiga, náuseas, vómitos y cambios en los recuentos sanguíneos. El equipo médico supervisará cuidadosamente al paciente durante y después del tratamiento para minimizar estos efectos secundarios.

En Conclusión:

La radioterapia sistémica, a través del uso inteligente y selectivo de radiofármacos, ofrece una poderosa herramienta para el tratamiento de cánceres específicos como los de tiroides, hueso y próstata. A medida que la investigación continúa avanzando, es probable que veamos una expansión en el número de radiofármacos disponibles y una mejora en su eficacia, consolidando aún más el papel de la radioterapia sistémica en la lucha contra el cáncer. La clave reside en la individualización del tratamiento, eligiendo el radiofármaco adecuado para cada paciente y cada tipo de cáncer, maximizando así los beneficios y minimizando los riesgos.