¿Qué pasa cuando uno siente hormigueo en el cuerpo?

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Un hormigueo ocasional suele deberse a la presión sobre un nervio, limitando temporalmente su función o el flujo sanguíneo. Esto ocurre al mantener posturas incómodas, como cruzar las piernas por mucho tiempo o dormir sobre un brazo.
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El hormigueo, esa sensación de pinchazos, adormecimiento o “alfileres y agujas” que a veces recorre nuestro cuerpo, es una experiencia común y, en la mayoría de los casos, inofensiva. Aunque a menudo se describe como una “corriente” que pasa por la piel, la causa real suele residir en la interrupción temporal de la función nerviosa o del flujo sanguíneo. Imaginemos nuestros nervios como cables que transmiten señales eléctricas. Cuando algo comprime estos “cables”, la señal se distorsiona, resultando en esa peculiar sensación de hormigueo.

La causa más frecuente de este hormigueo ocasional es la presión sobre un nervio. Pensemos en la postura que adoptamos al sentarnos con las piernas cruzadas durante un largo periodo. Esta posición comprime los nervios y vasos sanguíneos de las piernas, limitando el flujo sanguíneo y la transmisión nerviosa. El resultado: esa familiar sensación de hormigueo y adormecimiento que nos obliga a cambiar de postura. Lo mismo ocurre cuando nos dormimos sobre un brazo. La presión ejercida sobre el nervio, al cortar el suministro sanguíneo y la comunicación nerviosa, provoca el hormigueo e incluso una pérdida temporal de sensibilidad.

Sin embargo, es crucial diferenciar entre un hormigueo transitorio y uno persistente. Si bien la presión sobre un nervio es la causa más común, existen otros factores que pueden desencadenar esta sensación, desde la deficiencia de ciertas vitaminas, como la B12, hasta afecciones más complejas como la diabetes, la esclerosis múltiple o problemas en la columna vertebral.

Por lo tanto, mientras que un hormigueo ocasional, que desaparece rápidamente al cambiar de postura o mover la extremidad afectada, no suele ser motivo de preocupación, un hormigueo persistente, acompañado de otros síntomas como dolor, debilidad muscular o entumecimiento, debe ser evaluado por un profesional de la salud. Este podrá determinar la causa subyacente y recomendar el tratamiento adecuado. No se debe subestimar la importancia de una consulta médica, ya que un diagnóstico temprano puede ser crucial para prevenir complicaciones a largo plazo.

En resumen, si bien el hormigueo ocasional es, en gran medida, un fenómeno benigno relacionado con la presión sobre los nervios, es fundamental prestar atención a la frecuencia, duración e intensidad de estos episodios. Escuchar a nuestro cuerpo y buscar atención médica cuando sea necesario es la mejor manera de garantizar nuestro bienestar.