¿Qué pasa si me aprieto las glándulas de Montgomery?

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Se desaconseja presionar las glándulas de Montgomery. Aunque su apariencia pueda generar dudas, manipularlas podría dañar la delicada piel que las rodea. Esta acción aumenta el riesgo de irritación e infecciones locales, afectando su función natural de lubricación y protección del pezón. Es preferible consultar a un médico ante cualquier cambio o molestia.

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El misterio de las glándulas de Montgomery: ¿Qué ocurre si las aprieto?

Las glándulas de Montgomery, esas pequeñas protuberancias que aparecen alrededor de la areola mamaria, a menudo generan curiosidad e incluso preocupación. Su apariencia ligeramente granular puede llevar a algunas personas a querer manipularlas, ya sea por simple curiosidad o por una creencia errónea sobre su función. Sin embargo, se desaconseja firmemente apretar o manipular las glándulas de Montgomery.

Estas glándulas, en realidad, cumplen un papel crucial en la salud mamaria. Secretan una sustancia oleosa, ligeramente antibacteriana, que lubrica y protege el pezón y la areola, especialmente durante el embarazo y la lactancia. Esta secreción contribuye a mantener la piel suave, flexible e hidratada, previniendo grietas y descamación.

Entonces, ¿qué sucede si se presionan? La respuesta es simple: riesgo de daño e infección. La piel alrededor de las glándulas de Montgomery es particularmente delicada. Al apretarlas, se corre el riesgo de:

  • Irritación: La presión puede causar inflamación y enrojecimiento, generando molestias e incluso dolor.
  • Infección: Al romper la barrera protectora natural de la piel, se facilita la entrada de bacterias, aumentando la posibilidad de desarrollar una infección local. Esta infección podría manifestarse como un pequeño absceso o una mastitis, especialmente si se trata de una zona ya comprometida por heridas o irritaciones preexistentes.
  • Daño tisular: La manipulación brusca podría dañar el tejido circundante, afectando la funcionalidad de las glándulas y su capacidad para secretar la sustancia lubricante protectora.

En lugar de apretar las glándulas de Montgomery, ante cualquier cambio en su apariencia, tamaño, color o si se experimenta dolor o molestia en la zona, es fundamental consultar a un médico o profesional de la salud. Un profesional podrá evaluar la situación, determinar si existe alguna condición subyacente y proporcionar el tratamiento adecuado, si es necesario.

Recuerda que la prevención es clave. Mantener una buena higiene en la zona, utilizando jabones suaves y evitando la fricción excesiva, contribuirá a preservar la salud de las glándulas de Montgomery y la piel que las rodea. No intentes autodiagnosticar ni automedicar; la consulta médica siempre es la mejor opción para garantizar el bienestar de tu salud mamaria.