¿Qué pasa si tomo pastillas de ácido tranexámico?

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El ácido tranexámico puede ocasionar efectos secundarios leves como náuseas, diarrea y dolor estomacal, los cuales suelen desaparecer con el tiempo. En casos excepcionales, puede provocar reacciones alérgicas severas o problemas oculares. Es importante consultar con un médico si se presentan efectos secundarios graves.
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¿Qué sucede en mi cuerpo al tomar ácido tranexámico?

El ácido tranexámico es un medicamento antifibrinolítico, lo que significa que ayuda a controlar el sangrado al prevenir la disolución de los coágulos sanguíneos. Se utiliza en una variedad de situaciones, desde sangrados menstruales abundantes hasta hemorragias postoperatorias. Si bien es generalmente seguro, es importante comprender qué puede suceder en tu cuerpo al tomarlo.

Al ingerir las pastillas de ácido tranexámico, este se absorbe en el tracto gastrointestinal y se distribuye por todo el organismo. Su principal mecanismo de acción es inhibir la actividad de la plasmina, una enzima que disuelve los coágulos. De esta manera, el ácido tranexámico ayuda a estabilizar los coágulos existentes y previene la formación de nuevos sangrados.

Si bien la mayoría de las personas toleran bien el ácido tranexámico, algunos pueden experimentar efectos secundarios leves. Entre los más comunes se encuentran las molestias gastrointestinales, como náuseas, diarrea y dolor estomacal. Estos síntomas suelen ser transitorios y desaparecen por sí solos a medida que el cuerpo se adapta al medicamento. Sin embargo, si persisten o se intensifican, es fundamental comunicárselo a tu médico.

En casos menos frecuentes, el ácido tranexámico puede provocar reacciones adversas más serias. Se han reportado casos de reacciones alérgicas, que pueden manifestarse como erupciones cutáneas, picazón, hinchazón y dificultad para respirar. Ante la aparición de estos síntomas, se debe suspender la medicación y buscar atención médica inmediata.

Otro efecto secundario poco común pero potencialmente grave es la alteración de la visión, incluyendo visión borrosa o distorsionada. Si experimentas algún cambio en tu visión mientras tomas ácido tranexámico, debes consultarlo con un oftalmólogo y con el médico que te prescribió el medicamento lo antes posible.

Recuerda que este artículo no sustituye la consulta médica. La información proporcionada tiene un fin informativo y no debe utilizarse para autodiagnosticarse o automedicarse. Ante cualquier duda o inquietud sobre el ácido tranexámico, es crucial que consultes con un profesional de la salud. Ellos podrán evaluar tu situación particular, determinar la dosis adecuada y monitorear los posibles efectos secundarios. La comunicación abierta y honesta con tu médico es fundamental para garantizar la seguridad y la eficacia del tratamiento.