¿Qué pasa si un bebé nace con un lunar?

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Un lunar al nacer, llamado nevo congénito, permanece a lo largo de la vida. Aunque el riesgo general es bajo, los nevos grandes tienen mayor probabilidad de melanoma.
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Lunares de nacimiento: ¿Qué significan y cuándo preocuparse?

La llegada de un bebé está llena de momentos maravillosos, de descubrimientos y de la admiración por la perfección de un nuevo ser. En este proceso de exploración, los padres pueden notar la presencia de un lunar en la piel del recién nacido. Estos lunares, presentes desde el nacimiento, se conocen como nevos congénitos y, aunque generalmente son inofensivos, es importante entender qué son y cuándo pueden requerir una atención especial.

Un nevo congénito es simplemente una proliferación de células productoras de pigmento (melanocitos) que se agrupan en la piel durante el desarrollo fetal. Pueden variar en tamaño, color y textura. Algunos son pequeños, como una peca, mientras que otros pueden cubrir grandes áreas del cuerpo. Su color puede oscilar entre el marrón claro hasta el negro, y su textura puede ser plana, ligeramente elevada o incluso verrugosa.

La gran mayoría de los nevos congénitos son benignos y permanecen estables a lo largo de la vida. Constituyen una marca de nacimiento única y, en muchos casos, pasan desapercibidos o se convierten en una característica distintiva del individuo. Sin embargo, el tamaño del nevo congénito juega un papel crucial en la evaluación del riesgo de desarrollar melanoma, un tipo de cáncer de piel.

Mientras que los nevos pequeños presentan un riesgo mínimo, los nevos congénitos grandes (generalmente definidos como aquellos mayores de 20 cm en un adulto) conllevan un riesgo ligeramente mayor de desarrollar melanoma. Esto no significa que todos los nevos grandes se convertirán en melanoma, sino que la probabilidad es mayor en comparación con la población general o con personas con nevos pequeños.

Es crucial que los padres observen cualquier cambio en los nevos congénitos de sus hijos. Signos como un crecimiento rápido, cambios en la coloración (especialmente la aparición de nuevos colores dentro del lunar), bordes irregulares, sangrado, picazón o dolor deben ser evaluados por un dermatólogo. La detección temprana es clave para un tratamiento exitoso en caso de melanoma.

Además de la observación regular por parte de los padres, se recomienda que los niños con nevos congénitos, especialmente los grandes, sean revisados periódicamente por un dermatólogo. Este especialista puede realizar un seguimiento del nevo, proporcionar recomendaciones personalizadas para el cuidado de la piel y, si es necesario, realizar una biopsia para descartar cualquier malignidad.

En resumen, la presencia de un nevo congénito en un bebé no debe ser motivo de alarma en la mayoría de los casos. Sin embargo, la conciencia sobre la importancia del tamaño del nevo y la observación de cualquier cambio son fundamentales para asegurar la salud de la piel del niño a lo largo de su vida. La consulta con un dermatólogo es la mejor manera de obtener una evaluación precisa del riesgo y las recomendaciones de cuidado específicas para cada caso.