¿Qué pasa si una herida exuda mucho?

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El exceso de exudado en una herida propicia la proliferación bacteriana, aumentando el riesgo de infección y macerando los bordes y la piel circundante.
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El Exudado Abundante en Heridas: Una Señal de Alerta

Una herida que sana correctamente presenta un exudado, es decir, una secreción líquida que contiene células, proteínas y otros componentes, en cantidades moderadas. Sin embargo, un exceso de exudado es una señal de alerta que indica que algo no marcha bien en el proceso de cicatrización. Este flujo abundante, que puede ser seroso (claro y acuoso), serosanguinolento (amarillento o rosado), sanguinolento (rojo), purulento (amarillo verdoso o blanco cremoso) o incluso fibrinoso (espeso y pegajoso), plantea varios problemas que comprometen la cicatrización y pueden incluso poner en riesgo la salud del paciente.

El principal peligro de una herida con exudado excesivo reside en su capacidad para proliferar bacterias. El ambiente húmedo y rico en nutrientes que crea el exudado abundante se convierte en un caldo de cultivo ideal para microorganismos, aumentando exponencialmente el riesgo de infección. Esta infección puede manifestarse con signos como enrojecimiento intenso, aumento del dolor, hinchazón, calor local, pus y, en casos graves, fiebre y malestar general.

Además de la amenaza infecciosa, el exceso de exudado provoca maceración. Esta condición se caracteriza por el reblandecimiento y la descomposición de la piel, tanto en los bordes de la herida como en la piel perilesional. La maceración impide la correcta epitelización (formación de nueva piel), prolongando el tiempo de cicatrización y aumentando la posibilidad de complicaciones. La piel macerada se vuelve más vulnerable a la infección y se observa como una piel pálida, arrugada y con aspecto de “remojada”.

La causa del exceso de exudado puede ser variada. Podría tratarse de una infección subyacente, una mala técnica de cura, una respuesta inflamatoria excesiva, una hemostasia deficiente (mala coagulación), un cuerpo extraño en la herida, o incluso la utilización de un vendaje inadecuado. Una herida crónica, como una úlcera por presión o una úlcera diabética, también suele presentar un exudado abundante.

Por lo tanto, ante una herida con exudado abundante, es crucial buscar atención médica. Un profesional sanitario podrá evaluar la herida, determinar la causa del exceso de exudado y prescribir el tratamiento adecuado. Esto puede incluir la limpieza apropiada de la herida, la aplicación de apósitos específicos para gestionar el exudado (como apósitos de hidrocoloides, alginatos o espumas), la administración de antibióticos en caso de infección, y el manejo de las causas subyacentes que contribuyan a la sobreproducción de exudado. La automedicación puede ser perjudicial y retrasar la correcta cicatrización, agravando la situación. La atención oportuna y adecuada es fundamental para asegurar una cicatrización efectiva y minimizar las complicaciones.