¿Qué pasos se deben tener en cuenta para la administración intravenosa?

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Para administrar un fármaco intravenoso sin llave de tres pasos, primero desinfecta la zona de inyección. Luego, cierra o pinza la vía principal e inyecta lentamente el medicamento en la zona indicada. Antes de administrarlo, aspira suavemente para verificar la permeabilidad de la vía. Finalmente, retira la aguja con cuidado.

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Administración intravenosa: Más allá de los tres pasos simplificados

La administración intravenosa (IV) de medicamentos es una técnica fundamental en el ámbito sanitario, que permite una rápida absorción y acción terapéutica. Si bien existen guías simplificadas, como la del “método de tres pasos sin llave” mencionado, es crucial comprender que la administración IV segura y efectiva requiere una aproximación más holística y precisa que trasciende la mera secuencia mecánica. Un profesional sanitario nunca debe basarse únicamente en resúmenes simplificados, y la formación práctica supervisada es indispensable.

Mientras que la desinfección, la inyección lenta y la retirada de la aguja son pasos importantes, reducir la administración IV a estas tres acciones minimiza la complejidad del procedimiento y puede llevar a errores con consecuencias graves para el paciente. Una administración IV correcta implica una serie de pasos interrelacionados que garantizan la seguridad y eficacia del tratamiento. A continuación, se detalla un protocolo más completo, recordando que la práctica clínica siempre debe estar guiada por protocolos institucionales específicos y la supervisión de profesionales experimentados:

Antes de la administración:

  • Verificación de la prescripción médica: Confirmar la identidad del paciente, el medicamento prescrito, la dosis, la vía de administración y la frecuencia. Cualquier duda debe ser aclarada con el médico prescriptor.
  • Preparación del medicamento: Utilizar técnica aséptica rigurosa. Reconstituir el medicamento según las instrucciones del fabricante, verificando la compatibilidad de las soluciones y utilizando jeringas y agujas estériles. Etiquetar la jeringa con el nombre del fármaco y la dosis.
  • Evaluación del paciente: Valorar el estado del paciente, incluyendo alergias, historial médico y el lugar de la inyección. Seleccionar una vena accesible y en buen estado, evitando zonas inflamadas, edematosas o con signos de flebitis.
  • Preparación del punto de inyección: Realizar una antisepsia de la piel con clorhexidina o solución yodada, siguiendo un movimiento circular desde el centro hacia afuera, permitiendo que el antiséptico se seque completamente.

Durante la administración:

  • Inserción del catéter/aguja: Utilizando la técnica correcta, insertar el catéter o la aguja en la vena seleccionada. Confirmar la correcta colocación observando el retorno venoso.
  • Aspiración (opcional y con matices): La aspiración antes de la administración de algunos medicamentos puede ser necesaria para verificar la permeabilidad de la vía, pero no es una práctica universalmente recomendada para todos los fármacos y puede incluso ser contraproducente en algunos casos, por lo que se debe consultar la bibliografía específica del fármaco y los protocolos institucionales.
  • Administración del medicamento: Inyectar el medicamento lentamente a la velocidad recomendada, observando al paciente para detectar cualquier reacción adversa.
  • Fijación del catéter (si aplica): Asegurar el catéter con un apósito estéril, etiquetándolo con la fecha y hora de inserción.

Después de la administración:

  • Retirada de la aguja/catéter (si aplica): Retirar la aguja con un movimiento suave y aplicar presión en el lugar de la punción con una gasa estéril para evitar la formación de hematomas.
  • Desecho del material: Desechar las agujas y jeringas en contenedores específicos para objetos punzocortantes.
  • Registro de la administración: Documentar la administración del medicamento en la historia clínica del paciente, incluyendo la fecha, hora, nombre del fármaco, dosis, vía de administración y cualquier observación relevante.
  • Monitorización del paciente: Observar al paciente para detectar cualquier reacción adversa o complicación posterior a la administración.

Esta descripción, aunque más completa, no sustituye la formación práctica y la supervisión experta. La administración IV requiere un conocimiento profundo de la farmacología, la anatomía y las técnicas asépticas, así como la capacidad de responder a posibles complicaciones. Recuerda siempre consultar los protocolos institucionales y la bibliografía específica para cada medicamento.