¿Cuál es la diferencia entre un sistema eléctrico y un sistema electrónico?

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Los sistemas eléctricos manejan energía directamente, como en motores o lavadoras. Los sistemas electrónicos, en cambio, procesan y controlan la energía eléctrica mediante componentes semiconductores, gestionando señales y datos, ejemplificados en servomotores, interfaces hombre-máquina (HMIs) y controladores lógicos programables (PLCs).
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El sutil, pero crucial, matiz entre los sistemas eléctricos y electrónicos a menudo pasa desapercibido. Mientras ambos manipulan la electricidad, sus roles y funciones difieren fundamentalmente. Entender esta diferencia es clave para comprender la complejidad de los sistemas modernos, desde un simple interruptor de luz hasta un sofisticado robot industrial.

Los sistemas eléctricos se enfocan en el manejo directo de la energía eléctrica para realizar un trabajo mecánico. Su función es transportar y convertir la energía en movimiento. Un ejemplo clásico es el motor de una lavadora. La corriente fluye a través de las bobinas del motor, generando un campo magnético que hace girar el eje, impulsando el tambor de lavado. Aquí, la electricidad es el medio para lograr un movimiento físico. La eficiencia del motor, la potencia transmitida, la resistencia eléctrica y otros parámetros relacionados con el flujo y conversión de energía, son aspectos centrales del diseño eléctrico. Básicamente, se trata de transportar y aprovechar la fuerza bruta de la electricidad.

Por el contrario, los sistemas electrónicos van mucho más allá. Mientras que los sistemas eléctricos manejan la energía en su forma más básica, los sistemas electrónicos procesan y controlan esa energía eléctrica. Su función principal no es el movimiento mecánico directo, sino la manipulación de señales eléctricas para procesar información y controlar procesos. Esto se logra mediante componentes semiconductores, como transistores, diodos y circuitos integrados. Estos componentes no generan movimiento directamente, sino que permiten el control y la transformación de la energía eléctrica de acuerdo a patrones y algoritmos.

Un ejemplo representativo son los servomotores. Estos no sólo se mueven, sino que lo hacen con precisión y según instrucciones específicas. Una señal eléctrica, procesada por un sistema electrónico, determina la posición exacta a la que debe llegar el motor. Otro ejemplo es el uso de las interfaces hombre-máquina (HMIs). Estas interfaces, mediante la electrónica, traducen la acción del operador humano (pulsos de un botón, datos ingresados en una pantalla táctil) en comandos eléctricos que controlan el proceso. Finalmente, los Controladores Lógicos Programables (PLCs) son una herramienta indispensable en la automatización industrial. Son sistemas electrónicos que reciben una serie de señales y las procesan según un programa predefinido, activando y desactivando elementos eléctricos para controlar una máquina o un proceso. La diferencia reside en que el PLC no se limita a la simple activación de un motor, sino que analiza condiciones, toma decisiones y actúa en consecuencia.

En resumen, la distinción crucial radica en la función: los sistemas eléctricos manipulan la energía eléctrica para producir movimiento mecánico directo, mientras que los sistemas electrónicos procesan, controlan y manipulan la energía eléctrica para obtener información, generar señales y controlar procesos. La electrónica se superpone a la electricidad, añadiendo un nivel de inteligencia y control que amplía significativamente las posibilidades de aplicación de la energía eléctrica.