¿Cuáles son los colores menos saturados?

El Encanto Discreto de los Colores Desaturados: Más allá de la Intensidad

En el vasto universo cromático, donde la viveza y la audacia suelen acaparar la atención, existe un rincón silencioso, poblado por colores que susurran en lugar de gritar: los colores desaturados. Lejos de ser aburridos o insípidos, estos tonos poseen un encanto particular, una elegancia sutil que reside precisamente en su falta de intensidad. Pero, ¿qué son exactamente los colores desaturados y qué los hace tan especiales?

La saturación, en términos de teoría del color, se refiere a la pureza de un color. Un color completamente saturado es aquel que se presenta en su forma más vibrante y concentrada. Por el contrario, un color desaturado es aquel que ha sido “diluido”, generalmente añadiéndole blanco, negro o gris. El resultado es un tono más suave, menos impactante visualmente.

Pero no se trata solo de una cuestión técnica. Los colores desaturados evocan emociones y sensaciones muy distintas a sus contrapartes saturadas. Donde el rojo vibrante puede comunicar pasión o urgencia, un rosa pálido transmite delicadeza y ternura. Un azul eléctrico irradia energía, mientras que un azul grisáceo susurra calma y serenidad.

¿Cuáles son, entonces, los colores menos saturados?

La respuesta no es tan sencilla como nombrar un par de tonos específicos. La desaturación es un proceso, una cualidad que puede aplicarse a cualquier color del espectro. Sin embargo, hay algunas familias de colores que, por su propia naturaleza, suelen presentarse en versiones más desaturadas:

• Pasteles: Sin duda, los colores pastel son los reyes de la desaturación. Derivados de la adición de blanco a colores primarios y secundarios, los pasteles como el rosa bebé, el azul celeste, el verde menta o el lavanda, evocan inocencia, dulzura y una atmósfera etérea.

• Grises: Técnicamente, el gris es un color acromático, es decir, carente de color en sí mismo. Sin embargo, la escala de grises es fundamental para la desaturación. Los grises suaves, desde el blanco hueso hasta el gris paloma, actúan como telón de fondo neutro, permitiendo que otros colores resalten o contribuyendo a una estética minimalista.

• Tonos Tierra: Inspirados en la naturaleza, los tonos tierra como el beige, el crema, el ocre o el marrón claro, son intrínsecamente desaturados. Remiten a la calidez del suelo, la arena y la madera, creando ambientes acogedores y reconfortantes.

• Colores “Em polvo”: La expresión “em pó” (en polvo) se usa frecuentemente para describir aquellos colores que parecen tener una ligera capa de polvo encima, dando una apariencia mate y desaturada. Se logra añadiendo un poco de gris o un tono complementario al color original.

Más allá de la estética: El impacto psicológico

La elección de colores desaturados no es solo una cuestión de gusto personal. Estos tonos tienen un impacto psicológico profundo. Como se menciona en el fragmento, los colores menos saturados tienden a inducir una sensación de serenidad y relajación. Esta paleta de colores suaves, carente de intensidad, es percibida como tranquila y sutil, generando ambientes visualmente apacibles y contribuyendo a una sensación general de bienestar emocional.

Por esta razón, son ampliamente utilizados en diseño de interiores para crear espacios relajantes y acogedores, en publicidad para transmitir confianza y seguridad, y en el arte para evocar nostalgia o melancolía.

En conclusión, los colores desaturados, lejos de ser sosos o aburridos, ofrecen un mundo de posibilidades creativas. Su encanto reside en su sutileza, en su capacidad para comunicar emociones complejas sin necesidad de recurrir a la estridencia. Dominar el arte de la desaturación es comprender que, a veces, la belleza se encuentra en la discreción.