¿Quién creó la técnica del esponjado?

La esponja como pincel: Yves Klein y el nacimiento de un gesto pictórico

A menudo, las innovaciones artísticas no surgen de la nada, sino de una mirada nueva sobre lo cotidiano. Este es el caso de Yves Klein y su revolucionaria, aunque aparentemente simple, técnica del esponjado. A partir de 1956, Klein, un artista en constante búsqueda de trascendencia y espiritualidad en el arte, comenzó a utilizar esponjas naturales para aplicar pintura en sus lienzos, abandonando los pinceles tradicionales. Esta decisión, aparentemente trivial, marcó un antes y un después en su producción artística, definiendo un estilo propio e inconfundible.

Antes de la popularización del rodillo, la aplicación de pintura con esponja ofrecía a Klein una serie de ventajas que se alineaban con su visión artística. Las esponjas, con su textura porosa e irregular, permitían al artista crear superficies pictóricas vibrantes, llenas de matices y juegos de luces, que evocaban una sensación de profundidad y atmósfera. Esta técnica, alejada del trazo controlado del pincel, dotaba a las obras de una energía y espontaneidad únicas, características distintivas del trabajo de Klein.

El uso de la esponja no fue un mero capricho técnico, sino que respondía a la necesidad de Klein de trascender lo material y adentrarse en la esencia misma de la pintura. En sus propias palabras, buscaba “impregnar” el lienzo con color puro, liberándolo de cualquier connotación figurativa. La esponja se convertía así en una herramienta para canalizar la energía del color y transmitirla directamente al espectador, sin intermediarios.

Si bien el uso de la esponja como herramienta pictórica no es exclusivo de Yves Klein, fue él quien la elevó a la categoría de técnica artística en sí misma. Sus icónicas obras monocromáticas, especialmente las realizadas en su famoso “azul Klein”, son un testimonio del potencial expresivo de este gesto aparentemente simple. La técnica del esponjado, con su aparente sencillez, abrió un nuevo camino en la historia del arte, demostrando que la innovación puede surgir de la reinterpretación de los objetos más cotidianos.