¿Quién creó la tecnología del metaverso?

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Neal Stephenson, creador del término metaverso, es considerado fundamental en su desarrollo responsable. Recientemente, compartió su visión en la Aldea de Colaboración Global, un evento organizado por el Foro Económico Mundial, Accenture y Microsoft.
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La génesis del Metaverso: Más allá de la tecnología, una visión responsable

El metaverso, ese espacio digital inmersivo que promete revolucionar la interacción humana, no surgió de un solo laboratorio ni de la mente de un único inventor. Su gestación es un proceso complejo, un tejido de ideas y desarrollos tecnológicos que se han ido entrelazando a lo largo de décadas. Sin embargo, una figura destaca por encima del resto, no solo por acuñar el término, sino por su persistente llamada a un desarrollo responsable: Neal Stephenson.

Stephenson, autor de la novela cyberpunk “Snow Crash” (1992), es considerado el padre conceptual del metaverso. En su obra, describió un espacio virtual tridimensional persistente donde los avatares interactuaban, comerciaban y construían una realidad alternativa. Este visionario escenario, aunque ficticio, sentó las bases para las discusiones y las investigaciones que hoy dan forma a las plataformas que intentamos categorizar bajo el término “metaverso”. Su impacto trasciende la mera definición lingüística, pues anticipó las problemáticas éticas y sociales inherentes a una tecnología tan potente.

Recientemente, Stephenson volvió a la palestra para compartir su perspectiva sobre el futuro del metaverso en la Aldea de Colaboración Global, un encuentro organizado por pesos pesados como el Foro Económico Mundial, Accenture y Microsoft. Esta participación no fue casual. Su larga trayectoria y su constante preocupación por el desarrollo ético de la tecnología lo convierten en una figura clave para comprender el camino que este universo digital está tomando.

El metaverso actual, con sus diferentes iteraciones y plataformas, es el resultado del trabajo conjunto de miles de ingenieros, programadores, diseñadores y artistas. Empresas como Meta (anteriormente Facebook), Microsoft, Epic Games y otras tantas, han invertido ingentes recursos en el desarrollo de tecnologías esenciales como la realidad virtual (RV), la realidad aumentada (RA), el blockchain y la inteligencia artificial (IA). Estas tecnologías, en constante evolución, son las piedras angulares sobre las que se construye la experiencia inmersiva del metaverso.

Sin embargo, la visión de Stephenson va más allá de la mera tecnología. Su preocupación se centra en el impacto social y las posibles consecuencias negativas de un metaverso mal gestionado. Temas como la privacidad, la desigualdad digital, la desinformación y la manipulación son desafíos que requieren una atención prioritaria. Su participación en eventos como la Aldea de Colaboración Global subraya la importancia de integrar estas consideraciones éticas desde el diseño mismo de las plataformas, evitando una carrera tecnológica descontrolada que podría tener consecuencias imprevisibles.

En conclusión, aunque la tecnología del metaverso es el resultado de un esfuerzo colectivo, la contribución de Neal Stephenson es innegable. Su visión, más allá de la simple creación del término, se centra en la necesidad de un desarrollo responsable que priorice el bienestar humano y la equidad en este nuevo espacio digital. Su presencia en debates de alto nivel nos recuerda que el futuro del metaverso no solo depende de la innovación tecnológica, sino también de una profunda reflexión ética sobre su impacto en la sociedad.