¿Cuándo es entre la Luna llena y la Luna nueva?
La fase menguante comienza después de la Luna llena y termina con la Luna vieja, un día antes de la Luna nueva.
La danza celestial de la Luna nos regala un ciclo constante de transformaciones, un ballet cósmico que va de la plenitud lumínica a la oscuridad misteriosa. Entre la Luna llena, ese círculo brillante que domina la noche, y la Luna nueva, su contraparte invisible envuelta en sombras, se despliega una fase de introspección y desvanecimiento: la Luna menguante.
Si la Luna llena representa la culminación, la expresión máxima de la energía lunar, la menguante simboliza el repliegue, la internalización. Es el momento en que la luz lunar comienza a decrecer, un lento apagar que nos invita a la reflexión, a la liberación y a la preparación para un nuevo ciclo. Este periodo, a menudo pasado por alto, abarca desde la luminosidad plena posterior a la Luna llena hasta la casi imperceptible Luna vieja, esa fina hoz plateada que precede al renacimiento lunar.
La Luna menguante no es un abrupto corte de energía, sino una suave disminución, una invitación a soltar, a desprendernos de aquello que ya no nos sirve. Así como la luz física de la Luna disminuye, también lo hace la energía proyectada hacia el exterior, instándonos a mirar hacia adentro. Es un tiempo propicio para la introspección, para analizar los frutos obtenidos durante la fase creciente y la Luna llena, y para identificar aquello que necesita ser liberado antes del nuevo comienzo.
Visualicemos la Luna menguante como una exhalación cósmica. Después de la inhalación profunda de la Luna creciente y la retención de la Luna llena, la menguante es el momento de soltar el aire, de liberar las tensiones acumuladas, los pensamientos negativos y las emociones que nos limitan. Es una oportunidad para limpiar nuestro espacio interior, tanto física como emocionalmente, creando un terreno fértil para la siembra de nuevas intenciones durante la Luna nueva.
Este periodo, que culmina en la Luna vieja, ese último susurro de luz antes de la oscuridad total, representa la culminación del proceso de liberación. Es la etapa final de la limpieza, el momento de la purificación profunda, la antesala del vacío fértil que precede a la renovación. La Luna vieja, a un paso de la oscuridad de la Luna nueva, nos invita a conectar con la quietud, con el silencio interior, preparándonos para el renacimiento que se avecina.
En conclusión, la fase menguante, desde la radiante plenitud post-Luna llena hasta la silenciosa Luna vieja, es un periodo esencial en el ciclo lunar. Es el tiempo de la introspección, de la liberación y de la preparación, una etapa crucial para cerrar ciclos y crear espacio para la manifestación de nuevas intenciones en la oscuridad fértil de la Luna nueva. Observar y sintonizar con este ritmo lunar nos permite fluir en armonía con la energía cósmica, aprovechando su poder para nuestro crecimiento y bienestar.
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