¿Por qué no sentimos la redondez de la Tierra?

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La Tierra gira y se mueve a una velocidad constante, igual a la nuestra. Por eso no percibimos su forma esférica; la inercia sólo actúa si la velocidad cambia.
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¿Por qué no sentimos la redondez de la Tierra?

A pesar de que la Tierra es una esfera achatada en los polos, no percibimos su curvatura en nuestra vida diaria. ¿Por qué no sentimos la redondez de nuestro planeta?

El movimiento constante

La principal razón es el movimiento constante de la Tierra. Nuestro planeta gira sobre su eje a una velocidad de aproximadamente 1.670 kilómetros por hora en el ecuador. Además, la Tierra se traslada alrededor del Sol a una velocidad de aproximadamente 108.000 kilómetros por hora.

Debido a estas velocidades constantes, experimentamos una fuerza centrífuga que nos empuja hacia afuera desde el centro de la Tierra. Esta fuerza contrarresta la fuerza de gravedad que nos atrae hacia el núcleo del planeta. Como resultado, quedamos suspendidos en la superficie de la Tierra sin sentir su curvatura.

La inercia

La inercia es la tendencia de un objeto a permanecer en reposo o en movimiento con velocidad constante. En este caso, la Tierra y todos los objetos sobre ella se mueven a una velocidad constante. Según la primera ley del movimiento de Newton, la inercia solo actúa cuando la velocidad de un objeto cambia.

Mientras la Tierra mantenga su velocidad constante, no experimentamos ninguna aceleración. Por lo tanto, la inercia no entra en juego para hacernos sentir la curvatura del planeta.

La escala

El tamaño de la Tierra también contribuye a que no sintamos su redondez. El diámetro de la Tierra es de aproximadamente 12.742 kilómetros, lo que es demasiado grande para que nuestros sentidos perciban su curvatura a escala humana.

Para experimentar la curvatura de la Tierra, tendríamos que viajar distancias extremadamente largas o elevarnos a altitudes significativas. Por ejemplo, los astronautas en la Estación Espacial Internacional pueden ver claramente la curvatura de la Tierra desde el espacio.

Conclusión

La combinación del movimiento constante, la inercia y la escala masiva de la Tierra nos impide percibir su forma esférica en nuestra vida diaria. Solo a través de observaciones y pruebas científicas podemos comprender verdaderamente la verdadera naturaleza de nuestro planeta como un cuerpo celeste casi esférico.