¿Qué sustancia o mezcla ataca al oro?

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El oro, resistente a la mayoría de los ácidos, se disuelve en una mezcla de ácido nítrico y ácido clorhídrico (agua regia), donde el ácido nítrico oxida el oro y el ácido clorhídrico estabiliza los iones de oro(III) formados, permitiendo su disolución.

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El oro, símbolo de la opulencia y la inmutabilidad, se ha considerado durante siglos un metal resistente a la corrosión. Su inercia química lo protege de la acción de la mayoría de los ácidos, permitiéndole brillar con un lustre inalterable a lo largo del tiempo. Sin embargo, esta resistencia no es absoluta. Existe una combinación específica, un cóctel químico capaz de disolver incluso al rey de los metales: el agua regia.

Esta enigmática sustancia, cuyo nombre evoca su poder sobre el oro, no es un ácido en sí misma, sino una mezcla cuidadosamente proporcionada de dos ácidos fuertes: el ácido nítrico (HNO₃) y el ácido clorhídrico (HCl). La magia de la disolución radica en la sinergia entre ambos componentes, una danza química donde cada ácido desempeña un papel crucial.

El ácido nítrico, un potente oxidante, ataca al oro, arrancándole electrones y formando iones de oro (Au³⁺). Sin embargo, estos iones son inestables en la solución y tienden a volver a su estado metálico, revirtiendo la reacción. Aquí es donde entra en juego el ácido clorhídrico. Sus iones cloruro (Cl⁻) reaccionan rápidamente con los iones oro (Au³⁺), formando iones tetracloroaurato(III) ([AuCl₄]⁻). Estos complejos son estables en la solución, impidiendo que los iones oro vuelvan a su estado metálico y permitiendo que la reacción de disolución continúe.

La proporción de la mezcla es fundamental para el éxito del proceso. Tradicionalmente, se utiliza una proporción molar de 1:3 de ácido nítrico a ácido clorhídrico, aunque pequeñas variaciones pueden optimizar la disolución dependiendo de la concentración de los ácidos y la forma física del oro. La reacción es exotérmica, liberando calor y generando gases tóxicos, principalmente dióxido de nitrógeno (NO₂) de color pardo rojizo, lo que evidencia la transformación que está ocurriendo a nivel molecular.

Es importante destacar que la disolución del oro en agua regia no es una simple reacción de un ácido sobre un metal. Se trata de un proceso complejo que involucra la oxidación por parte del ácido nítrico y la complejación por parte del ácido clorhídrico, actuando en concierto para vencer la legendaria resistencia del oro. Este proceso, conocido desde la antigüedad, ha sido utilizado tanto por alquimistas en su búsqueda de la piedra filosofal como por químicos modernos en aplicaciones que van desde la refinación del oro hasta la síntesis de catalizadores. La capacidad del agua regia para disolver el oro nos recuerda que incluso las sustancias aparentemente más inertes pueden sucumbir ante la fuerza combinada de la química.