¿Cómo se llama el malestar por comer mucho?

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La sensación incómoda tras una comida abundante se conoce como indigestión o dispepsia. Este malestar, localizado generalmente en la parte superior del abdomen, puede manifestarse con diversas intensidades, desde una leve molestia hasta un dolor más intenso.
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Más allá del “estómago lleno”: Descifrando el malestar post-comilona

La sensación de incomodidad tras una comida copiosa, esa opresión en el pecho, esa pesadez que nos impide movernos con soltura, es una experiencia universal. Si bien comúnmente se le llama “indigestión” o, en términos médicos, dispepsia, la realidad es que este malestar abarca una gama más amplia de sensaciones y causas que una simple etiqueta médica puede abarcar. Entender qué sucede en nuestro cuerpo tras un festín excesivo es clave para prevenirlo y aliviarlo.

La dispepsia, esa molesta sensación localizada generalmente en la parte superior del abdomen, se caracteriza por una incomodidad que puede oscilar entre una leve pesadez y un dolor agudo. Pero, ¿qué lo provoca? Más allá de la obvia sobrecarga del sistema digestivo, la causa puede ser multifactorial. La velocidad a la que comemos, el tipo de alimentos consumidos (grasas, picante, alimentos procesados), el estrés, la ansiedad y hasta ciertas medicaciones pueden contribuir a este malestar.

Un estómago distendido, producto de una ingesta excesiva, ejerce presión sobre los órganos cercanos, causando esa sensación de plenitud incómoda. La lenta digestión de ciertos alimentos, especialmente aquellos ricos en grasas, puede prolongar esta sensación de pesadez. Además, la producción excesiva de ácido gástrico puede irritar el revestimiento del estómago, generando ardor, acidez o incluso náuseas. En algunos casos, la dispepsia puede estar asociada a condiciones más serias como la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), la úlcera péptica o incluso la intolerancia a la lactosa o al gluten. Es importante distinguir entre una simple incomodidad post-comilona y un dolor persistente o recurrente que amerite la consulta médica.

Para aliviar la dispepsia, existen diversas estrategias. Caminar suavemente tras la comida puede ayudar a la digestión, al igual que evitar acostarse inmediatamente después de comer. Optar por una alimentación consciente, masticando lentamente y disfrutando cada bocado, es fundamental. Priorizar alimentos frescos, evitar el consumo excesivo de grasas y azúcares procesados, y controlar el tamaño de las porciones, son medidas preventivas cruciales. En caso de malestar persistente, es recomendable consultar a un médico para descartar cualquier patología subyacente.

En resumen, el malestar tras una comida abundante, aunque a menudo se atribuye simplemente a la “indigestión”, es un síntoma que puede tener diferentes causas y grados de intensidad. La comprensión de sus posibles orígenes y la adopción de hábitos alimenticios saludables son la mejor receta para evitar esa incómoda sensación de pesadez y disfrutar plenamente de nuestras comidas.