¿Cuál es la parte más sana del huevo?

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Aunque la clara del huevo es conocida por su contenido proteico, **la yema es la parte más nutritiva, aportando mayor cantidad de proteínas, vitaminas A, E, D, B6 y B9, y minerales como el potasio, fósforo e hierro.** Su riqueza en grasas, aunque presente, está compuesta por grasas insaturadas de buena calidad.
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Más allá de la clara: ¿Por qué la yema de huevo es la reina de la nutrición?

La clásica imagen del huevo, símbolo de la perfección nutricional, a menudo se centra en la clara, alabada por su alto contenido de proteína. Sin embargo, esta perspectiva simplificada omite un componente crucial: la yema. Si bien la clara es una excelente fuente de proteína de alta calidad, la yema es, en realidad, la parte más nutritiva del huevo, una verdadera potencia nutricional que merece un análisis más profundo.

Contrario a la creencia popular, la yema no solo aporta proteínas, sino que lo hace en una cantidad considerablemente mayor de lo que se piensa. Además, es un tesoro de micronutrientes vitales que la clara no puede igualar. Hablamos de una concentración significativamente superior de vitaminas liposolubles, como la A, esencial para la visión y la salud de la piel; la E, un potente antioxidante; y la D, fundamental para la absorción de calcio y la salud ósea. También destaca su riqueza en vitaminas del complejo B, incluyendo la B6, crucial para el metabolismo de proteínas, y la B9 o ácido fólico, indispensable para la formación de células nuevas y la salud cardiovascular, especialmente importante durante el embarazo.

La yema también se presenta como una fuente importante de minerales esenciales, como el potasio, vital para el equilibrio electrolítico y la función muscular; el fósforo, fundamental para la salud ósea y la producción de energía; y el hierro, esencial para transportar oxígeno en la sangre y prevenir la anemia.

La presencia de grasas en la yema a menudo genera recelo. Sin embargo, es importante matizar que estas grasas son mayoritariamente insaturadas, consideradas grasas “buenas” cruciales para el buen funcionamiento del organismo. Estas grasas saludables contribuyen a reducir el colesterol LDL (“malo”) y aumentan el colesterol HDL (“bueno”), favoreciendo la salud cardiovascular. Además, la yema contiene lecitina, un fosfolípido que juega un papel fundamental en la estructura de las membranas celulares y en el metabolismo de las grasas.

En conclusión, mientras que la clara del huevo ofrece una proteína de alta calidad, la yema es la verdadera joya nutricional, un concentrado de vitaminas, minerales y grasas saludables esenciales para una dieta completa y equilibrada. Descartar la yema implica renunciar a una importante fuente de nutrientes que contribuyen al bienestar general. Por lo tanto, la próxima vez que disfrutes de un huevo, recuerda que la perfección nutricional reside en la totalidad del alimento, incluyendo su nutritiva y a menudo subestimada yema.