¿Qué es cuando sientes olor a comida?
Percibir olores inexistentes, como el de comida donde no la hay, puede ser un síntoma de parosmia. Esta alteración del olfato, frecuente tras infecciones virales como el COVID-19, se debe a una disfunción en el epitelio olfatorio, modificando la percepción de aromas y sabores.
El Fantasma del Plato: Descifrando el Olor a Comida Inexistente
¿Alguna vez ha sentido el aroma tentador de un asado jugoso, de un pastel recién horneado, o de una sopa reconfortante, solo para darse cuenta de que no hay nada cocinándose cerca? Esa experiencia, aunque evocadora, puede ser más que una simple alucinación olfativa. Podría ser un síntoma de parosmia, una alteración del sentido del olfato que distorsiona la percepción de los olores, convirtiendo aromas agradables en desagradables o, en algunos casos, creando olores inexistentes, como el delicioso –pero ilusorio– aroma a comida.
La parosmia no es una simple pérdida del olfato (anosmia), sino una perversión del mismo. El cerebro recibe señales olfativas, pero las interpreta de forma errónea. Ese delicioso olor a carne asada que percibe, en realidad, podría ser el aroma distorsionado de un detergente, o incluso, la ausencia total de olor interpretada como algo concreto. En el caso específico de percibir olor a comida donde no existe, la experiencia puede ser frustrante, incluso angustiante, generando una sensación constante de hambre o de deseo por un plato que no se puede materializar.
La causa más común de parosmia, y la que ha catapultado su conocimiento público, es la infección por COVID-19. Muchas personas que han superado la enfermedad reportan alteraciones en su olfato, incluyendo la parosmia. Se cree que el virus daña el epitelio olfatorio, la capa de tejido en la parte superior de la nariz que contiene los receptores olfativos. Esta disfunción en la transmisión de señales al cerebro es la responsable de la percepción distorsionada de los olores.
Sin embargo, la parosmia no es exclusiva del COVID-19. Otras infecciones virales, traumas craneales, exposición a ciertas sustancias químicas e incluso algunos tumores pueden desencadenarla. Es importante destacar que la intensidad y duración de la parosmia varían considerablemente de una persona a otra. Mientras que algunos experimentan una distorsión leve y temporal, otros enfrentan una alteración significativa y persistente que impacta su calidad de vida, afectando su apetito, su disfrute de la comida e incluso, su vida social.
Si experimenta olores a comida inexistentes o cualquier otra alteración del olfato, es crucial consultar a un otorrinolaringólogo. Un diagnóstico adecuado es fundamental para determinar la causa subyacente y establecer un plan de tratamiento adecuado. Aunque la parosmia puede ser un desafío, con el tratamiento y la rehabilitación olfativa apropiados, muchas personas recuperan su sentido del olfato normal. No permita que el fantasma del plato le robe el placer de los aromas reales: busque ayuda profesional y recupere la fidelidad de su sentido del olfato.
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