¿Por qué en México le dicen chile al ají?

Del territorio austral al picor en la boca: ¿Por qué en México el ají es chile?

La gastronomía mexicana, vibrante y llena de sabor, tiene en el chile uno de sus pilares fundamentales. Presente en salsas, moles, adobos y un sinfín de platillos, este fruto picante es tan esencial que su nombre mismo despierta curiosidad. ¿Por qué en México, tierra de antiguas culturas y lenguas propias, se le llama “chile” al ají, un vocablo que a priori pareciera tener una conexión geográfica con el lejano país sudamericano?

Existe una explicación, arraigada en la tradición oral, que teje un vínculo simbólico entre la forma del chile y la geografía chilena. La leyenda cuenta que, a ojos de los antiguos mexicanos, la silueta alargada y estrecha de algunos tipos de chile, especialmente los que se secan y se asemejan a una vaina, recordaba la forma del territorio chileno, extendiéndose largo y angosto a lo largo de la costa del Pacífico.

Esta curiosa analogía visual, según la leyenda, habría dado origen al nombre. Imaginemos a los antiguos habitantes de Mesoamérica observando la peculiar forma de este fruto picante y, tal vez con un toque de humor o simple asociación de ideas, encontrando una semejanza con la lejana tierra austral que, seguramente, conocían a través de relatos e intercambios comerciales a lo largo de la extensa red de caminos que recorrían el continente.

Es importante destacar que esta explicación se enmarca dentro del ámbito de la leyenda y la tradición oral. No existen registros históricos que confirmen fehacientemente esta conexión. La etimología oficial del vocablo “chile” proviene del náhuatl “chīlli”, que ya designaba a este fruto en tiempos prehispánicos, mucho antes de cualquier posible asociación con Chile.

Sin embargo, la persistencia de esta leyenda popular nos habla de la riqueza de la imaginación y la capacidad de las culturas para crear conexiones simbólicas, incluso entre elementos aparentemente dispares. La anécdota, aunque no sea históricamente precisa, añade un toque de magia y misterio al origen del nombre de uno de los ingredientes más emblemáticos de la cocina mexicana. Así, la próxima vez que sientas el picor de un chile en tu paladar, recuerda esta curiosa leyenda que une, a través de la imaginación, el sabor ardiente de México con la lejana geografía del sur del continente.