¿Qué dijo Isaac Newton sobre el color?

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Newton consideraba el color una interpretación subjetiva de la luz, no una propiedad inherente. Su sistema, basado en la longitud de onda, clasificaba los colores en primarios (rojo, azul, amarillo) y secundarios (verde, naranja, violeta), resultantes de la combinación de los primeros.
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Más Allá del Arcoíris: La Revolución Cromática de Isaac Newton

Isaac Newton, nombre sinónimo de la ley de la gravitación universal, fue también un pionero en el estudio de la óptica y el color. Su legado en este campo, lejos de ser una simple nota al pie de su obra gravitatoria, representa una auténtica revolución en la comprensión de la naturaleza de la luz y su interacción con el ojo humano. Contrario a la creencia popular que lo reduce a un mero descubridor del espectro visible, Newton ofreció una perspectiva profundamente filosófica y, sorprendentemente moderna, sobre el color.

La idea predominante antes de Newton, influenciada por Aristóteles, consideraba el color una propiedad intrínseca de los objetos. Se creía que los colores se generaban por una mezcla de luz y oscuridad. Newton, sin embargo, demostró experimentalmente, a través de sus famosos experimentos con prismas, que la luz blanca no era un elemento fundamental, sino una mezcla de diferentes colores. Al pasar un haz de luz solar a través de un prisma, descomponía la luz blanca en un espectro continuo de colores, revelando la naturaleza compuesta de lo que hasta entonces se percibía como un elemento único.

Esta descomposición de la luz blanca no era, para Newton, una simple curiosidad científica. Representaba una profunda implicación sobre la naturaleza de la percepción del color. Él postuló que el color no es una propiedad inherente de la luz misma, sino una interpretación subjetiva creada por nuestro sistema visual al procesar las diferentes longitudes de onda que componen la luz. La luz, para Newton, se definía por su longitud de onda, siendo el color una consecuencia de la interacción de estas longitudes de onda con nuestros ojos y cerebro. No era, por tanto, una característica inherente al objeto, sino una experiencia perceptual mediada.

Su sistema de clasificación de colores, aunque rudimentario en comparación con los modelos modernos, marcó un hito. Newton identificó tres colores primarios: rojo, azul y amarillo. Estos, según su teoría, se combinaban para generar los colores secundarios: verde (mezcla de azul y amarillo), naranja (rojo y amarillo), y violeta (rojo y azul). Si bien su elección de primarios difiere del modelo sustractivo utilizado en la pintura (cian, magenta, amarillo) y del modelo aditivo utilizado en la luz (rojo, verde, azul), su enfoque sistemático sentó las bases para la futura comprensión de la síntesis del color.

La contribución de Newton al estudio del color trasciende la simple descripción del espectro visible. Su trabajo nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la percepción, sobre la forma en que nuestro cerebro construye la realidad a partir de la información sensorial. Al considerar el color una interpretación subjetiva, Newton anticipó ideas que hoy son centrales en la filosofía de la ciencia y la psicología de la percepción. Su legado, por lo tanto, va más allá del arcoíris que descompuso con su prisma; se extiende a la comprensión de la propia naturaleza de la realidad y la construcción de nuestra experiencia sensorial.