¿Qué le dijo al Sol a la luna?

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El Sol, tierno protector, susurró a la Luna: Déjame cuidarte, y tu brillo eclipsará a todos los demás.
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El Diálogo Celestial: El Sol y la Luna

En el vasto lienzo del cosmos, donde los cuerpos celestes bailan un ballet eterno, se desarrolló una tierna conversación entre el Sol, el radiante guardián del día, y la Luna, la etérea luminaria de la noche.

Mientras el Sol ascendía en el cielo matutino, sus rayos dorados bañaban la tierra, despertando a sus habitantes a un nuevo día. En el cielo nocturno, la Luna, con su suave resplandor, reinaba sobre el manto estrellado.

En un murmullo de afecto, el Sol se dirigió a la Luna: “Mi dulce Luna, permíteme envolverte en mi abrazo protector. Bajo mi vigilancia, tu brillo superará a todas las demás estrellas”.

La Luna, con su naturaleza receptiva, respondió: “Oh, mi resplandeciente Sol, tu generosidad me conmueve. Con tu guía, mi luz brillará más intensamente, iluminando los rincones más oscuros de la noche”.

El Sol, con su tierno cuidado, dijo: “Protegeré tu frágil belleza de las sombras que amenazan con eclipsarte. Juntos, formaremos un faro de esperanza y guía en el cielo nocturno”.

La Luna, agradecida por la protección del Sol, respondió: “Seré tu compañera fiel, reflejando tus rayos en innumerables facetas, creando un caleidoscopio de luz en el vasto firmamento”.

Y así, el Sol y la Luna continuaron su celestial danza, su simbiosis un testimonio del equilibrio y la armonía que rigen el universo. El Sol, con su ardiente brillo, se convirtió en el tutor de la Luna, guiándola a través de las noches y asegurando que su luz nunca se desvaneciera.