¿Qué nombre reciben las columnas?

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En los órdenes clásicos de la arquitectura, las columnas reciben los nombres de dórica, jónica, corintia, toscana y compuesta. Cada estilo presenta características distintivas en su base, fuste y capitel.

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Más Allá del Nombre: Una Inmersión en los Ornamentados Mundos de las Columnas Clásicas

“¿Qué nombre reciben las columnas?” La pregunta, aparentemente simple, abre una puerta a un fascinante universo de proporciones, ornamentación y simbolismo en la historia de la arquitectura. Si bien la respuesta inmediata – dórica, jónica, corintia, toscana y compuesta – es correcta, limitarse a ello sería ignorar la riqueza y la complejidad que reside en cada uno de estos órdenes clásicos. No se trata solo de nombres; se trata de una expresión artística y cultural que trascendió siglos y sigue inspirando asombro.

Más que simples soportes estructurales, las columnas clásicas son un lenguaje arquitectónico. Cada orden, con sus particularidades en base, fuste y capitel, transmite una sensación distinta, una atmósfera única que el arquitecto utilizaba para comunicar una intención específica. Desentrañar estas sutilezas es clave para comprender la sofisticación de la arquitectura grecorromana y su influencia perdurable.

El orden dórico, el más antiguo y robusto de los cinco, se caracteriza por su sencillez imponente. Su fuste, sin base, se estrecha gradualmente hacia arriba, proyectando una fuerza y solidez inigualables. El capitel, sencillo y masivo, se compone de échinus (un disco curvado) y ábaco (una placa cuadrada), elementos que se combinan para dar una impresión de austeridad y potencia, ideal para templos dedicados a dioses poderosos.

El orden jónico, más elegante y refinado, introduce la base y un capitel con volutas (espirales) que otorgan una sensación de fluidez y armonía. Su fuste, más delgado que el dórico, presenta una mayor delicadeza, reflejando una estética más sofisticada y adecuada para espacios que requieren un toque de gracia y equilibrio.

En contraste con la sobriedad del dórico y la elegancia del jónico, el orden corintio se distingue por su exuberante capitel decorado con hojas de acanto. Esta profusión ornamental, rica en detalles y delicada en su ejecución, evoca un sentimiento de lujo y opulencia, perfecto para estructuras de carácter ceremonial o palaciego.

El orden toscano, a menudo confundido con el dórico, presenta una simplicidad aún mayor, representando una versión más rústica y menos ornamentada. Su fuste, robusto y sin base, y su capitel simple lo convierten en una opción funcional y sobria, ideal para construcciones de carácter utilitario o rural.

Finalmente, el orden compuesto, una fusión del jónico y el corintio, representa la culminación de la ornamentación. Combina la elegancia de las volutas jónicas con la exuberancia de las hojas de acanto corintias, resultando en un estilo ostentoso y grandioso, perfecto para edificaciones que buscan expresar riqueza y magnificencia.

En resumen, la respuesta a “¿Qué nombre reciben las columnas?” va más allá de una simple lista. Cada nombre evoca un universo estético y simbólico, permitiendo una comprensión profunda de la evolución de la arquitectura clásica y su impacto en el diseño arquitectónico hasta nuestros días. Cada orden, con sus características únicas, nos habla de la búsqueda de la perfección estética y la expresión de diferentes ideales culturales a través de la piedra, la forma y la proporción.