¿Qué puede hacer el avalista en caso de impago del titular?

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Si el deudor principal incumple, el avalista responde por la deuda. De no poder pagar, se incluirá en registros de morosidad como RAI o ASNEF, y enfrentará embargos si la situación persiste. El impacto negativo en su historial crediticio será considerable.

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¡Cuidado, Avalista! Estrategias para Protegerte Ante el Impago del Titular

Ser avalista es un acto de confianza, un compromiso que puede ayudar a un amigo, familiar o incluso socio a acceder a un préstamo, alquiler o servicio. Sin embargo, esa buena fe conlleva un riesgo significativo: la responsabilidad de asumir la deuda en caso de impago por parte del titular. ¿Qué opciones tiene un avalista cuando esa temida situación se materializa? A continuación, exploraremos las estrategias y pasos que puedes seguir para protegerte y minimizar el impacto financiero y legal.

La Realidad del Impago: Asumiendo la Responsabilidad

Cuando el deudor principal falla en sus pagos, la institución financiera, el propietario o la entidad acreedora, recurrirá al avalista. Es crucial entender que, legalmente, el avalista se convierte en el responsable subsidiario de la deuda. Esto significa que la obligación de pagar pasa directamente a ti.

¿Qué Opciones Tiene el Avalista ante el Impago?

La situación no es desesperada. Existen varias alternativas que el avalista puede explorar para mitigar los daños:

  1. Negociación con el Acreedor: El primer paso fundamental es contactar al acreedor (banco, propietario, etc.) y tratar de renegociar los términos de la deuda. Esto puede incluir:

    • Establecer un plan de pagos: Proponer un calendario de pagos realista y asequible para saldar la deuda de forma gradual.
    • Solicitar una quita: En algunos casos, el acreedor podría aceptar una reducción del monto total de la deuda. Esto requerirá una negociación hábil y la demostración de tu incapacidad para pagar la totalidad.
    • Buscar una mediación: Un mediador profesional puede facilitar la comunicación entre el avalista y el acreedor para llegar a un acuerdo beneficioso para ambas partes.
  2. Subrogación en la Deuda: Si tienes la capacidad financiera, puedes subrogarte en la deuda, es decir, asumir formalmente la posición del deudor principal. Esto te permite tomar el control de la situación y negociar directamente con el acreedor. Además, te da derecho a reclamar posteriormente el pago al deudor original.

  3. Acción de Regreso contra el Titular: Una vez que hayas pagado la deuda, ya sea total o parcialmente, tienes derecho a reclamar al deudor principal el reembolso de lo pagado. Esto se conoce como “acción de regreso”. Puedes intentar una negociación amistosa, pero si no funciona, deberás recurrir a la vía legal para exigir el pago.

  4. Considerar la Venta de Bienes: Si la deuda es considerable y tus recursos son limitados, una opción dolorosa pero realista puede ser la venta de algunos bienes para cubrir el monto adeudado y evitar embargos.

  5. Buscar Asesoramiento Legal: Ante la complejidad legal que implica el aval, es altamente recomendable buscar asesoramiento legal de un abogado especializado en derecho bancario o civil. Un profesional podrá evaluar tu situación particular y ofrecerte la mejor estrategia a seguir.

Consecuencias del Impago como Avalista:

Es crucial ser consciente de las consecuencias negativas de no hacer frente a la deuda como avalista:

  • Inclusión en Registros de Morosidad (RAI, ASNEF, etc.): El impago como avalista te incluirá en listas de morosos, dificultando enormemente la obtención de créditos, préstamos o incluso la contratación de servicios como telefonía o seguros en el futuro.
  • Embargos: Si la situación persiste y no se llega a un acuerdo de pago, el acreedor puede iniciar un proceso judicial para embargar tus bienes (salario, vivienda, vehículos, etc.) para recuperar la deuda.
  • Deterioro del Historial Crediticio: El impago dañará gravemente tu historial crediticio, afectando tu capacidad para acceder a financiamiento en el futuro, incluso para necesidades básicas como la compra de una vivienda o un automóvil.

Conclusión: La Importancia de la Prevención

Ser avalista es un acto de generosidad, pero no está exento de riesgos. Antes de comprometerte como avalista, evalúa cuidadosamente la situación financiera del deudor principal, comprende los términos del contrato y considera si estás realmente preparado para asumir la responsabilidad en caso de impago. Si ya eres avalista y el deudor está experimentando dificultades, actúa rápidamente para explorar las opciones disponibles y proteger tu patrimonio. La prevención y la acción temprana son clave para minimizar las consecuencias negativas de esta situación.