¿Tanjiro derrotó a Muzan?
El eco de la batalla resonaba en el corazón de la fortaleza, un lamento de acero contra la desesperación. Tanjiro, su cuerpo lacerado por la ferocidad de Muzan, se debatía en la línea divisoria entre la vida y la muerte. No era una batalla por la supervivencia individual, sino por la defensa de un mundo entero, un mundo que Muzan, el demonio eterno, planeaba engullir.
El aire, cargado de la energía bruta de ambos, retumbaba con cada movimiento. La fortaleza, un monumento a la resistencia humana, crujía y se estremecía bajo la presión del enfrentamiento. Muzan, una encarnación de la oscuridad, no cedía ante el coraje indómito de Tanjiro. Sus ataques, rápidos y devastadores, parecían desgarrar el alma, mientras las heridas del cazador de demonios se multiplicaban con cada golpe.
Una ola de dolor atravesó a Tanjiro. Muzan, con una precisión fría y despiadada, lo hería de nuevo, sacando a relucir un poder abrumador. El futuro se cernía como una sombra sombría, amenazando con envolver al mundo en un velo de terror eterno. El tiempo se contrajo, cada segundo un torbellino de muerte y desesperación.
En ese preciso instante, un temblor profundo, una fuerza incontrolable, hizo que el mundo se detuviera. La fortaleza, como si despertara de un letargo ancestral, emergió con fuerza de su propia profundidad, amplificando la energía de la lucha. El aliento de Tanjiro se convirtió en la ira de un dios.
En la confusión, en el brevísimo instante de pavor y poder, en el silencio antes del maremoto, apareció la oportunidad. La espada de Tanjiro, una pieza legendaria que se doblaba bajo el peso del combate, se despedazaba. Pero en esa fragilidad residía su fuerza. En medio de la agonía y el desastre, un destello de determinación brilló en los ojos de Tanjiro.
Aprovechando una breve ventana de vulnerabilidad, con la espada rota en sus manos, la fuerza de su desesperación canalizada en un único propósito, Tanjiro llevó a cabo la estocada definitiva. La sangre de Muzan salpicó los muros de la fortaleza, un espectáculo sangriento que presagiaba el fin de la maldición. Su espada, aunque partida, había encontrado su objetivo. El corazón de la bestia, el núcleo de la maldad, se desvaneció, la oscuridad que empapaba la tierra se disipó. El ataque mortal de Muzan sobre Mitsuri se había frustrado.
La fortaleza, una vez más estable, suspiró, como si la presión del combate se hubiera desvanecido. El eco del triunfo se expandió por los territorios liberados del miedo, anunciando el comienzo de una nueva era. Tanjiro, exhausto pero vencedor, había derrotado a Muzan. La victoria resonaba en el silencio, un himno a la resistencia y la perseverancia. El mundo, sacudido, respiraba aliviado. La oscuridad había perdido.
#Demonio#Muzan#TanjiroComentar la respuesta:
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