¿Cómo percibe un bebé de 2 meses a su madre?

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Un bebé de dos meses identifica a su madre a través de sus sentidos. Reconoce su olor y prefiere sabores dulces, mostrando rechazo a los amargos o ácidos, respondiendo positivamente a estímulos olfativos agradables y negativamente a los desagradables. Esta preferencia sensorial temprana juega un papel clave en su vínculo con la madre.
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Un mundo de sensaciones: Cómo un bebé de 2 meses percibe a su madre

A los dos meses de edad, el mundo de un bebé es una explosión sensorial, un torbellino de luces, sonidos, olores y sabores que apenas empieza a comprender. Sin embargo, en este mar de estímulos, hay una presencia que destaca con fuerza: la madre.

Mucho antes de reconocer un rostro o comprender el lenguaje verbal, un bebé de dos meses identifica a su madre a través de sus sentidos, forjando un vínculo primordial basado en la percepción sensorial.

Olfato: El aroma del amor incondicional

El sentido del olfato, altamente desarrollado desde el nacimiento, juega un papel fundamental en la relación madre-hijo. Un bebé de dos meses puede reconocer el olor único de su madre y mostrará una clara preferencia por él, asociándolo con la seguridad, el alimento y el consuelo.

Gusto: Dulzura maternal

El paladar también juega un rol importante en la percepción temprana del bebé. A esta edad, los sabores dulces como la leche materna son los preferidos, evocando sensaciones placenteras y asociándose con la figura materna. Por otro lado, los sabores amargos o ácidos suelen ser rechazados, generando muecas de disgusto.

Un mundo de aromas y sabores familiares

Esta temprana preferencia sensorial es mucho más que una simple respuesta fisiológica. Es la base de un complejo sistema de comunicación no verbal que fortalece el vínculo madre-hijo. El bebé, a través de su respuesta positiva a los olores y sabores asociados a la madre, expresa su necesidad de cercanía y afecto.

Es importante recordar que cada bebé es único y se desarrolla a su propio ritmo. Sin embargo, la capacidad innata de un bebé de dos meses para identificar a su madre a través de sus sentidos, especialmente el olfato y el gusto, es un testimonio fascinante del poder de la conexión humana que comienza a forjarse desde el primer momento de la vida.