¿Cómo se llama la enfermedad en la que salen gusanos en la piel?

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La larva migratoria cutánea, causada por anquilostomas, se manifiesta con la migración de estos parásitos bajo la piel. Aunque generalmente benigna y no contagiosa, produce picazón intensa y molestias.

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La Serpiente Bajo la Piel: Desentrañando la Larva Migratoria Cutánea

Cuando la piel se convierte en un lienzo donde se dibujan senderos serpenteantes, enrojecidos y pruriginosos, la sospecha apunta a una afección particular: la Larva Migratoria Cutánea. Popularmente, y quizás no del todo exacto, algunos podrían referirse a esto como “tener gusanos en la piel”, aunque la realidad es más compleja y menos aterradora de lo que suena.

La Larva Migratoria Cutánea (LMC) es una dermatosis parasitaria causada por la penetración accidental en la piel humana de larvas de anquilostomas, un tipo de gusano nematodo que normalmente parasita a perros y gatos. Estos parásitos no encuentran en el humano el ambiente propicio para completar su ciclo vital y, en lugar de invadir órganos internos como harían en sus huéspedes naturales, se quedan vagando bajo la superficie cutánea, dejando tras de sí un rastro de irritación y molestias.

¿Cómo se produce la “infestación”?

La clave reside en el contacto con suelos contaminados con heces de animales infectados. Playas, parques infantiles, jardines y áreas de juego son lugares comunes donde las larvas pueden encontrarse. Al caminar descalzo o sentarse sobre estos suelos, las larvas penetran en la piel, generalmente a través de los pies, manos o glúteos.

El Signo Inconfundible: Caminos Rojos y Picazón Insoportable

La manifestación clínica más característica de la LMC es la aparición de lesiones lineales, elevadas y eritematosas (enrojecidas) que avanzan de forma serpenteante bajo la piel. Estos “caminos” representan la trayectoria de la larva a medida que se desplaza, normalmente a un ritmo de unos pocos milímetros o centímetros por día.

Pero más allá de lo visible, el síntoma más incapacitante es la picazón intensa (prurito). La comezón puede ser tan severa que interrumpa el sueño y cause rascado compulsivo, lo que a su vez puede conducir a infecciones bacterianas secundarias.

No Hay Motivo para el Pánico: Es Benigna y No Contagiosa

A pesar de lo desagradable que resulta la idea de tener larvas bajo la piel, es importante destacar que la LMC es generalmente una afección benigna y autolimitada. Las larvas, incapaces de completar su ciclo vital en el humano, eventualmente mueren por sí solas después de unas semanas o meses. Además, la LMC no es contagiosa de persona a persona. El contagio solo ocurre por contacto con suelo contaminado con las larvas.

Diagnóstico y Tratamiento: Alivio al Alcance de la Mano

El diagnóstico de la LMC generalmente se basa en la apariencia característica de las lesiones cutáneas y el historial de exposición a suelos potencialmente contaminados. En la mayoría de los casos, no se requieren pruebas de laboratorio.

El tratamiento consiste en la administración de medicamentos antiparasitarios orales o tópicos, como el tiabendazol o el albendazol. Estos fármacos eliminan las larvas y alivian los síntomas. Además, pueden utilizarse antihistamínicos para reducir la picazón y antibióticos si hay evidencia de infección bacteriana secundaria.

Prevención: La Mejor Defensa

La mejor manera de evitar la LMC es la prevención, que se basa en medidas de higiene y control ambiental:

  • Usar calzado al caminar sobre suelos arenosos o húmedos, especialmente en áreas donde pueda haber presencia de animales.
  • Evitar sentarse o recostarse directamente sobre el suelo en playas, parques y otros lugares públicos.
  • Lavar bien las manos después de estar en contacto con la tierra.
  • Desparasitar regularmente a las mascotas y recoger sus heces.
  • Controlar la población de animales callejeros y garantizar la correcta eliminación de sus excrementos.

En resumen, la Larva Migratoria Cutánea, aunque molesta y pruriginosa, es una afección tratable y prevenible. Con una adecuada higiene, medidas de precaución y acceso al tratamiento médico apropiado, se puede superar esta peculiar “serpiente bajo la piel” y disfrutar de una piel sana y libre de molestias.