¿Cómo se quita el reflujo laringofaríngeo?

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Para aliviar el reflujo laringofaríngeo, se recomienda consumir la comida principal en las primeras horas del día, evitando cenar tarde. Comer despacio y sin distracciones, dejando un mínimo de tres horas de ayuno antes de dormir, también resulta beneficioso.

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Domando el Reflujo Laringofaríngeo: Una Guía para el Alivio

El reflujo laringofaríngeo (RLF), a menudo confundido con la acidez estomacal típica, es una afección silenciosa que afecta la laringe y la faringe, causando molestias significativas. A diferencia del reflujo gastroesofágico, el RLF no implica necesariamente el ascenso del ácido estomacal hasta el esófago, sino más bien el reflujo de contenido gástrico, que puede ser ácido o no, hasta la faringe y la laringe. Esto puede provocar tos crónica, ronquera, dolor de garganta, sensación de tener un cuerpo extraño en la garganta (globus), y hasta apnea del sueño. La buena noticia es que existen estrategias efectivas para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.

Si bien la consulta con un médico otorrinolaringólogo o gastroenterólogo es fundamental para un diagnóstico preciso y el descarte de otras patologías, podemos implementar cambios en nuestro estilo de vida que contribuyen significativamente al alivio del RLF. El enfoque se centra en la prevención del reflujo, gestionando la alimentación y los hábitos de sueño.

La Clave Está en la Alimentación:

La gestión de la ingesta alimentaria juega un papel crucial en la reducción de los síntomas del RLF. La recomendación primordial es priorizar las comidas más abundantes al inicio del día. Un desayuno nutritivo y un almuerzo completo proveen al organismo de la energía necesaria, dejando para la cena una porción más ligera. Evitar las cenas copiosas y tardías es fundamental. El tiempo entre la última ingesta y el momento de acostarse debe ser, idealmente, de al menos tres horas. Esto permite al estómago procesar la comida antes del descanso, minimizando el riesgo de reflujo durante la noche.

Otro aspecto clave es la forma de comer. Dejar de lado las prisas y las distracciones es esencial. Comer despacio, masticando cada bocado concienzudamente, favorece una mejor digestión y reduce la probabilidad de reflujo. La digestión eficiente ayuda a evitar la presión intraabdominal que puede contribuir al ascenso del contenido gástrico.

Más allá de la Alimentación:

Además de la dieta, se deben considerar otros factores:

  • Elevación de la cabecera de la cama: Inclinar la cabecera de la cama unos 15-20 centímetros puede ayudar a mantener el ácido estomacal en su lugar durante la noche.
  • Control del peso: El sobrepeso y la obesidad aumentan la presión intraabdominal, favoreciendo el reflujo. Una pérdida de peso gradual y saludable puede resultar muy beneficiosa.
  • Identificación de alimentos desencadenantes: Llevar un diario de alimentos puede ayudar a identificar aquellos que empeoran los síntomas. Algunos alimentos comunes que pueden provocar RLF incluyen alimentos grasos, picantes, cítricos, café, chocolate y alcohol.
  • Dejar de fumar: El tabaquismo irrita el esófago y la laringe, empeorando los síntomas del RLF.
  • Control del estrés: El estrés puede exacerbar los problemas digestivos. Practicar técnicas de relajación como yoga o meditación puede ser útil.

Conclusión:

El reflujo laringofaríngeo puede ser una condición molesta, pero con una estrategia proactiva que incluya modificaciones en la alimentación, hábitos de sueño y un estilo de vida saludable, es posible controlar significativamente sus síntomas y mejorar la calidad de vida. Recuerda que esta información es de carácter general y no sustituye la consulta con un profesional de la salud. Si experimentas síntomas persistentes de RLF, busca atención médica para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento personalizado.