¿Cuál es la última fase de la insuficiencia renal?

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La enfermedad renal terminal (ERT) representa la fase final de la insuficiencia renal crónica, un estado donde los riñones han perdido irreversiblemente su capacidad de filtrar adecuadamente las sustancias de desecho y mantener la homeostasis corporal, requiriendo diálisis o trasplante.

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La Enfermedad Renal Terminal: El Silencioso Final de la Insuficiencia Renal

La insuficiencia renal, una condición silenciosa que a menudo avanza sin síntomas notables durante años, culmina en una etapa devastadora conocida como Enfermedad Renal Terminal (ERT). No se trata simplemente de una etapa avanzada de la insuficiencia renal crónica (IRC), sino de la última fase, un punto de no retorno donde los riñones han perdido prácticamente toda su función. Este artículo profundiza en las características de esta etapa crítica, destacando su irreversibilidad y las opciones de tratamiento disponibles.

A diferencia de las etapas iniciales de la IRC, donde la función renal disminuye gradualmente y puede ser compensada parcialmente, la ERT se define por una pérdida irreversible de la función renal mayor al 90%. Esto significa que los riñones ya no pueden realizar sus funciones vitales, incluyendo:

  • Filtración de desechos metabólicos: La acumulación de toxinas como la urea y la creatinina en la sangre provoca una serie de síntomas graves.
  • Regulación del equilibrio electrolítico: Desbalances en niveles de sodio, potasio, calcio y fósforo afectan el funcionamiento del corazón, músculos y sistema nervioso.
  • Regulación de la presión arterial: La incapacidad de los riñones para controlar los niveles de fluidos y electrolitos puede llevar a hipertensión arterial, agravando aún más la condición.
  • Producción de eritropoyetina: La deficiencia de esta hormona resulta en anemia, causando fatiga extrema y debilidad.
  • Activación de la vitamina D: La disminución de la activación de la vitamina D conduce a problemas óseos, incluyendo el debilitamiento de los huesos.

Los síntomas de la ERT son manifiestos y severos, incluyendo: náuseas y vómitos persistentes, pérdida de apetito, picazón intensa, hinchazón en las extremidades (edema), dificultad para respirar, confusión mental y convulsiones en casos graves. El paciente se encuentra en un estado de extrema fragilidad, vulnerable a infecciones y otras complicaciones.

¿Qué opciones existen en la ERT?

La ERT requiere tratamiento inmediato y continuo para mantener la vida. Las principales opciones son:

  • Diálisis: Este procedimiento elimina los desechos y el exceso de fluidos de la sangre mediante un filtro artificial (hemodiálisis) o mediante el revestimiento del abdomen (diálisis peritoneal). Es un tratamiento que requiere un compromiso a largo plazo, con sesiones regulares y un impacto significativo en la vida diaria del paciente.
  • Trasplante renal: El trasplante de un riñón sano de un donante vivo o fallecido ofrece la mejor opción de tratamiento a largo plazo. Sin embargo, requiere una rigurosa evaluación médica, una lista de espera que puede ser extensa y la necesidad de tomar medicamentos inmunosupresores de por vida para evitar el rechazo del órgano.

La ERT representa un desafío médico y humano significativo. Su diagnóstico conlleva un cambio profundo en la vida del paciente y su familia. La atención integral, que incluye el apoyo psicológico y social, es fundamental para mejorar la calidad de vida del paciente y facilitar su adaptación a esta etapa crucial de la enfermedad. La prevención temprana de la IRC mediante estilos de vida saludables y la detección precoz de la enfermedad son cruciales para evitar la progresión hacia la ERT.