¿Cuándo desaparece el mono psicológico del tabaco?

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Aunque al dejar de fumar las ganas de fumar pueden persistir e incluso aparecer el síndrome de abstinencia, conocido como mono, este no dura más de 30 segundos, según los expertos.

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El Mito del “Mono” del Tabaco: ¿30 Segundos de Angustia o una Batalla Prolongada?

El abandono del tabaco es un proceso complejo, a menudo descrito con una imagen vívida: el “mono”. Esta sensación de intensa necesidad de fumar, acompañada de irritabilidad, ansiedad y malestar físico, se percibe por muchos como una batalla interminable. Sin embargo, la creencia popular de que el ansia física del “mono” se limita a ráfagas de 30 segundos necesita una mirada más matizada.

Es cierto que la urgencia física más intensa del deseo de nicotina, ese impulso visceral que nos domina, puede durar aproximadamente 30 segundos. Los expertos lo atribuyen a la rápida acción de la nicotina sobre el cerebro. Una vez pasado ese pico de necesidad fisiológica, la persona experimenta un descenso en la intensidad del deseo. Sin embargo, esto no significa que el “mono” haya desaparecido por completo.

La realidad es que la experiencia del “mono” es multifacética y se extiende mucho más allá de esos breves 30 segundos de craving físico. Después de ese pico inicial, persiste una fase de anhelo psicológico, un deseo aprendido y condicionado, que puede durar semanas, meses, o incluso años, dependiendo de la adicción individual, del tiempo fumando y de las estrategias de afrontamiento empleadas.

Este anhelo psicológico se manifiesta de diversas maneras:

  • Antojos situacionales: El deseo de fumar surge en contextos específicos, como después de una comida, con una bebida alcohólica, o en momentos de estrés. Estos triggers ambientales refuerzan la asociación entre el tabaco y la situación, generando un anhelo que va más allá de la necesidad física de nicotina.
  • Hábitos y rutinas: Fumar se convierte en un hábito profundamente arraigado, asociado a acciones cotidianas como tomar café, conducir o hablar por teléfono. La ausencia de este ritual genera una sensación de vacío que puede interpretarse como “mono”.
  • Aspectos emocionales: El tabaco a menudo se utiliza como mecanismo de afrontamiento para el estrés, la ansiedad o la depresión. Al dejar de fumar, estas emociones pueden intensificarse, generando un deseo de recurrir al tabaco para aliviarlas. Esta es la parte más difícil de superar, requiriendo la adopción de estrategias de afrontamiento alternativas como terapia, ejercicio o técnicas de relajación.

En conclusión, aunque la intensidad física del “mono” puede ser efímera, durando alrededor de 30 segundos, el desafío real del abandono del tabaco reside en superar el anhelo psicológico. Este requiere un compromiso a largo plazo, apoyo profesional, estrategias de gestión del estrés y la comprensión de que el “mono” es un proceso complejo que se manifiesta de maneras diferentes en cada individuo. La idea de que el “mono” dura sólo 30 segundos puede ser desalentadora para alguien que se enfrenta a un proceso mucho más largo y multidimensional, por lo que es importante tener una perspectiva realista y un sistema de apoyo adecuado.