¿Cuándo se le quita el celo a un gato macho?

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El celo en gatas, sin la presencia de un macho, dura entre 10 y 14 días, repitiéndose cada 2 o 3 semanas. Con un macho presente, la receptividad de la hembra se intensifica durante una fase central de su celo, que se acorta a un período de 4 a 7 días.

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Desmitificando el “celo” en gatos machos: No es como lo imaginas

A menudo se habla del “celo” en gatas, con sus maullidos insistentes y comportamientos llamativos. Pero, ¿qué ocurre con los machos? Si bien se utiliza coloquialmente el término “celo” para referirse al comportamiento reproductivo del gato macho, es importante aclarar que los machos no experimentan un ciclo estral como las hembras. No tienen un periodo de “celo” que aparezca y desaparezca cíclicamente.

En lugar de un celo, los gatos machos alcanzan la madurez sexual, un estado fisiológico permanente que se desarrolla generalmente entre los 6 y 10 meses de edad, aunque puede variar según la raza y el individuo. Una vez alcanzada la madurez sexual, el gato es capaz de reproducirse de forma continua, manteniendo un interés sexual constante, desencadenado principalmente por la presencia de hembras en celo.

Es la hembra en celo la que, con sus feromonas y vocalizaciones, estimula el comportamiento reproductivo del macho. Este comportamiento se manifiesta con marcaje territorial más intenso (orina con un olor más fuerte), vocalizaciones (maullidos y aullidos, especialmente por la noche), inquietud, intentos de escape y agresividad hacia otros machos.

Entonces, ¿cuándo se le “quita” este comportamiento? En realidad, no se le “quita” de forma natural. La única manera de eliminar los comportamientos asociados a la reproducción en un gato macho es mediante la castración. Este procedimiento quirúrgico, realizado por un veterinario, consiste en la extirpación de los testículos, lo que elimina la producción de hormonas sexuales. Con la castración, desaparecen progresivamente los comportamientos relacionados con la reproducción, como el marcaje con orina, los maullidos nocturnos y la agresividad.

Además de eliminar los comportamientos indeseados, la castración ofrece importantes beneficios para la salud del gato, reduciendo el riesgo de enfermedades como infecciones urinarias, tumores testiculares y ciertas enfermedades virales. También contribuye a controlar la sobrepoblación felina, un problema grave en muchas comunidades.

En resumen, el gato macho no tiene un “celo” como tal, sino una predisposición reproductiva constante una vez alcanza la madurez sexual. La castración es la única forma de eliminar los comportamientos asociados a esta predisposición y ofrece importantes beneficios para la salud y el bienestar del animal.

*(Nota: La información proporcionada en este artículo es de carácter informativo y no sustituye el consejo de un veterinario. Si tienes dudas sobre el comportamiento reproductivo de tu gato, consulta con un profesional.)*