¿Cuánto es lo normal de glucosa en una persona diabética?

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Los niveles de glucosa en sangre de una persona con diabetes deben estar entre 80 y 130 mg/dL antes de las comidas, y menos de 180 mg/dL dos horas después de empezar a comer.
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Descifrando la “normalidad” de la glucosa en la diabetes: Un objetivo móvil

La pregunta “¿Cuánto es lo normal de glucosa en una persona diabética?” es compleja. A diferencia de una persona sin diabetes, donde los niveles de glucosa se mantienen dentro de un rango estrecho de forma natural, para alguien con diabetes, la “normalidad” es un objetivo dinámico y personalizado. No existe un número mágico universal, sino un rango deseable que varía según cada individuo y sus circunstancias. Hablar de “normalidad” puede incluso ser engañoso, prefiriéndose el término “objetivo glucémico”.

Si bien no hay una cifra única, existen recomendaciones generales que sirven como punto de partida para establecer objetivos glucémicos individualizados. La Asociación Americana de la Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés), por ejemplo, sugiere los siguientes rangos como metas comunes:

  • Glucosa preprandial (antes de las comidas): entre 80 y 130 mg/dL. Este rango busca imitar lo más posible la respuesta glucémica de una persona sin diabetes antes de ingerir alimentos.
  • Glucosa postprandial (después de las comidas): menos de 180 mg/dL dos horas después de empezar a comer. Este valor refleja la capacidad del cuerpo para procesar los carbohidratos ingeridos.

Es crucial entender que estos valores son orientativos y no absolutos. Factores como la edad, la duración de la diabetes, la presencia de otras enfermedades, el nivel de actividad física y los medicamentos que se toman influyen en los objetivos glucémicos individuales. Una persona mayor con diabetes de larga data, por ejemplo, podría tener objetivos menos estrictos que una persona joven recién diagnosticada.

La obsesión por alcanzar una “normalidad” glucémica a toda costa puede ser contraproducente, aumentando el riesgo de hipoglucemias (bajadas de azúcar peligrosas). El enfoque debe estar en mantener la glucosa dentro del rango recomendado por el médico, minimizando las fluctuaciones y evitando tanto las hiperglucemias (azúcar alta) como las hipoglucemias.

El automonitoreo de la glucosa, junto con la comunicación constante con el equipo médico, es fundamental para ajustar el tratamiento y alcanzar los objetivos glucémicos de manera segura y eficaz. Este proceso de ajuste y seguimiento continuo es la clave para vivir bien con diabetes, priorizando la salud y la calidad de vida por encima de la búsqueda de una “normalidad” numérica rígida. Recordar que la gestión de la diabetes es un trabajo en equipo, donde el paciente, el médico, el educador en diabetes y otros profesionales de la salud trabajan juntos para alcanzar el mejor control glucémico posible.