¿Por qué mi pareja altera mi pH?

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La alteración del pH vaginal por parte de una pareja no es un fenómeno usual ni directamente relacionado con el pH. La salud vaginal depende de un equilibrio microbiológico complejo, no de la actividad sexual. Factores como la higiene y la dieta influyen más en este equilibrio.
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El Misterio del pH Vaginal y la Pareja: Separando Mitos de Realidad

La salud íntima femenina es un tema complejo, a menudo rodeado de mitos y desinformación. Una pregunta recurrente entre las mujeres es: “¿Por qué mi pareja altera mi pH?”. La respuesta, lejos de ser sencilla, requiere desmontar una creencia errónea: la actividad sexual con una pareja no altera directamente el pH vaginal.

Es cierto que el pH vaginal juega un papel crucial en la salud de la zona íntima femenina. Un pH ligeramente ácido (entre 3.8 y 4.5) es fundamental para mantener un equilibrio microbiológico favorable, favoreciendo la proliferación de bacterias beneficiosas como los lactobacilos y previniendo el crecimiento de microorganismos patógenos que pueden causar infecciones. Sin embargo, este delicado equilibrio no se ve afectado directamente por el contacto sexual en sí mismo.

La idea de que una pareja pueda “alterar” el pH vaginal suele surgir de la confusión entre los síntomas de una infección y la actividad sexual. Una infección vaginal, con su consecuente cambio de pH (usualmente hacia un pH más alcalino), puede manifestarse después de una relación sexual, pero esto no significa que la relación sexual causó la infección. Más bien, la coincidencia temporal puede llevar a una interpretación errónea.

Factores mucho más influyentes en la fluctuación del pH vaginal son:

  • Higiene íntima: Un exceso de higiene con jabones agresivos o duchas vaginales puede alterar la flora bacteriana, elevando el pH. La limpieza suave con agua tibia es generalmente suficiente.
  • Dieta: Una dieta rica en azúcares refinados puede favorecer el crecimiento de bacterias perjudiciales, alterando el pH. Una alimentación equilibrada y rica en probióticos puede contribuir a un pH vaginal saludable.
  • Cambios hormonales: Las fluctuaciones hormonales, como las que ocurren durante el ciclo menstrual o el embarazo, influyen en el pH vaginal.
  • Uso de antibióticos: El uso de antibióticos, aunque necesario en ocasiones, puede afectar la flora bacteriana vaginal, alterando el pH y aumentando el riesgo de infecciones.
  • Enfermedades de transmisión sexual (ETS): Las ETS pueden alterar el pH vaginal y causar infecciones, pero nuevamente, la relación sexual es el vehículo de transmisión, no la causa directa del desequilibrio del pH.

En conclusión, si experimenta alteraciones en su pH vaginal, es crucial descartar la presencia de una infección o alguna de las causas mencionadas anteriormente. Atribuir directamente el cambio de pH a la actividad sexual con su pareja es una simplificación excesiva y, probablemente, incorrecta. Consultar a un ginecólogo es fundamental para obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado, en caso necesario. No se automedique y busque siempre atención médica profesional para cualquier inquietud relacionada con su salud íntima.