¿Por qué no se debe tomar agua hervida?

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Si se toma agua hervida con regularidad puede provocar una deficiencia de minerales esenciales como calcio y magnesio. Además, el agua hervida puede contener bacterias y otros contaminantes, por lo que es importante hervir el agua solo cuando sea necesario y consumirla fresca después de hervirla.
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El Agua Hervida: Un Arma de Doble Filo

El agua hervida ha sido, durante siglos, una piedra angular de la salud pública. Su capacidad para eliminar patógenos peligrosos, como bacterias, virus y parásitos, la convierte en un recurso invaluable, especialmente en áreas donde el acceso a agua potable es limitado o inexistente. Sin embargo, la creencia generalizada de que el agua hervida es siempre la opción más saludable merece una revisión más profunda. Si bien es cierto que el proceso de ebullición erradica microbios perjudiciales, el consumo regular y exclusivo de agua hervida puede tener consecuencias no deseadas para nuestra salud.

Uno de los argumentos más sólidos en contra del consumo exclusivo de agua hervida reside en la potencial pérdida de minerales esenciales. El agua, en su estado natural, contiene una variedad de minerales vitales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, incluyendo calcio, magnesio, hierro y flúor, entre otros. Estos minerales desempeñan roles cruciales en la salud ósea, la función muscular, la transmisión nerviosa y la regulación del equilibrio electrolítico. Si bien la ebullición en sí misma no elimina estos minerales, puede alterar su concentración o hacerlos menos biodisponibles, es decir, menos fáciles de absorber por el cuerpo. Este efecto se magnifica con la ebullición prolongada, donde la evaporación del agua incrementa la concentración de algunos minerales, pero también puede provocar la precipitación de otros, volviéndolos insolubles e inútiles para el organismo.

La deficiencia de minerales esenciales a largo plazo puede tener efectos adversos en la salud. La deficiencia de calcio, por ejemplo, está asociada a un mayor riesgo de osteoporosis y fracturas óseas, mientras que la falta de magnesio puede contribuir a la fatiga, los calambres musculares y las arritmias cardíacas. Por lo tanto, depender exclusivamente del agua hervida como fuente de hidratación puede, paradójicamente, comprometer la salud a largo plazo.

Otro aspecto importante a considerar es la calidad del agua original. Si bien la ebullición elimina patógenos, no elimina todos los contaminantes presentes en el agua. Metales pesados como el plomo o el mercurio, pesticidas, herbicidas y productos químicos industriales pueden permanecer en el agua incluso después de hervir. De hecho, en algunos casos, la ebullición puede incluso concentrar estos contaminantes a medida que el agua se evapora. Por lo tanto, es fundamental asegurar que el agua que se va a hervir provenga de una fuente confiable y, si es posible, utilizar un filtro de agua de calidad antes de hervir para eliminar sedimentos y algunos contaminantes químicos.

Es importante clarificar que hervir agua sigue siendo una práctica crucial en situaciones de riesgo. Si no se tiene acceso a agua potable segura o si existe una sospecha de contaminación, hervir el agua durante al menos un minuto (o tres minutos en altitudes elevadas) es la mejor manera de protegerse contra enfermedades transmitidas por el agua. Sin embargo, la clave reside en la moderación y en la búsqueda de alternativas más completas para la hidratación diaria.

En resumen, el agua hervida no es inherentemente perjudicial, pero su consumo exclusivo y prolongado puede conllevar ciertos riesgos. Es fundamental considerar la calidad del agua original, evitar la ebullición prolongada y complementar la hidratación con otras fuentes de agua que contengan minerales esenciales. Priorizar el consumo de agua filtrada o, en la medida de lo posible, agua mineral natural, puede ser una estrategia más saludable para mantener una hidratación óptima y asegurar un aporte adecuado de minerales vitales para el bienestar general. La información y la conciencia son las mejores herramientas para tomar decisiones informadas sobre nuestra salud.