¿Por qué se produce la incontinencia fecal?

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La incontinencia fecal surge del debilitamiento o lesión de los músculos del suelo pélvico, ano o recto. Esta debilidad compromete la capacidad de mantener el ano cerrado, provocando la salida involuntaria de heces. Diversos factores contribuyen a este daño muscular.

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La Incontinencia Fecal: Un Desentrañamiento de sus Causas

La incontinencia fecal, la pérdida involuntaria del control de las deposiciones, es una condición que afecta la calidad de vida de quienes la padecen. Si bien la imagen popular la asocia a la vejez, su aparición puede darse a cualquier edad y sus causas son diversas y complejas, requiriendo un abordaje integral para su diagnóstico y tratamiento. Contrariamente a la creencia común, no se trata simplemente de una “pérdida de tono muscular” genérica. Su origen reside en un delicado entramado de factores que afectan la función del sistema gastrointestinal inferior.

El punto crucial reside en el debilitamiento o lesión de los músculos del suelo pélvico, específicamente los que rodean el ano y el recto. Estos músculos, trabajando en sinergia, actúan como un esfínter, manteniendo el ano cerrado y controlando el paso de las heces. Cuando esta musculatura se debilita o se daña, la capacidad para contener las heces se ve comprometida, resultando en la incontinencia. Pero, ¿qué factores contribuyen a este daño muscular? La respuesta es multifactorial:

Factores que debilitan o dañan la musculatura del suelo pélvico:

  • Parto vaginal: El trauma muscular durante el parto, especialmente en partos prolongados o con instrumental, es una causa frecuente, especialmente de incontinencia fecal leve. La presión ejercida sobre el perineo puede causar desgarros o daño a los músculos del suelo pélvico.

  • Cirugía rectal o anal: Intervenciones quirúrgicas en la zona rectal o anal, como las hemorroidectomías o las resecciones de recto, pueden causar daño directo a los músculos y nervios implicados en el control de las deposiciones, aumentando el riesgo de incontinencia.

  • Obesidad: El exceso de peso ejerce una presión constante sobre el suelo pélvico, contribuyendo a su debilitamiento a largo plazo.

  • Envejecimiento: El proceso natural de envejecimiento conlleva una disminución de la fuerza muscular, afectando también a los músculos del suelo pélvico. Esta pérdida de tono muscular se incrementa con la edad, aumentando la vulnerabilidad a la incontinencia.

  • Enfermedades neurológicas: Condiciones como la esclerosis múltiple, el Parkinson, y el daño a la médula espinal pueden afectar la función nerviosa que controla la defecación, resultando en incontinencia.

  • Lesiones de la médula espinal: Un daño en la médula espinal puede interrumpir las señales nerviosas que regulan la función intestinal, llevando a la incontinencia fecal.

  • Diarrea crónica: La diarrea prolongada puede irritar e inflamar el intestino, debilitando los músculos del suelo pélvico y aumentando la frecuencia de evacuaciones involuntarias.

  • Estreñimiento crónico: Irónicamente, el estreñimiento severo y crónico también puede contribuir a la incontinencia. La tensión excesiva durante la defecación puede dañar los músculos y nervios de la zona.

  • Algunos medicamentos: Ciertos medicamentos pueden tener efectos secundarios que incluyen la diarrea o alteraciones en la motilidad intestinal, incrementando el riesgo de incontinencia fecal.

Es fundamental entender que la incontinencia fecal no es una condición inevitable del envejecimiento, ni una señal de debilidad personal. Un diagnóstico preciso, que incluya una evaluación exhaustiva de la historia clínica y un examen físico, es crucial para identificar la causa subyacente y determinar el tratamiento más adecuado. La ayuda profesional, que puede incluir fisioterapia, medicamentos o incluso cirugía en casos severos, puede mejorar significativamente la calidad de vida de las personas afectadas.