¿Por qué se utiliza gluconato de calcio después de una transfusión?

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Después de una transfusión masiva, el gluconato de calcio puede administrarse para contrarrestar la hipocalcemia, una condición donde los niveles de calcio en la sangre son peligrosamente bajos. Esto ocurre porque los anticoagulantes usados en la sangre transfundida, como el citrato, pueden unirse al calcio en el cuerpo del receptor, disminuyéndolo rápidamente.

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Gluconato de Calcio Tras una Transfusión Masiva: Un Escudo Contra la Hipocalcemia

Las transfusiones sanguíneas son un procedimiento vital para salvar vidas en diversas situaciones médicas, desde hemorragias severas hasta tratamientos contra el cáncer. Sin embargo, como todo procedimiento médico, las transfusiones no están exentas de posibles complicaciones. Una de ellas, aunque no siempre evidente, es la hipocalcemia, y es aquí donde el gluconato de calcio juega un papel crucial.

Tras una transfusión masiva, definida generalmente como la transfusión de un volumen de sangre equivalente a la totalidad del volumen sanguíneo del paciente en un corto período de tiempo (aproximadamente 24 horas), la administración de gluconato de calcio se convierte en una medida preventiva y, en ocasiones, terapéutica esencial. Pero, ¿por qué es necesaria esta intervención?

La respuesta radica en la composición de la sangre transfundida. Para evitar la coagulación durante el almacenamiento, las bolsas de sangre contienen anticoagulantes, siendo el citrato uno de los más comunes. El citrato es eficaz porque se une al calcio en la sangre, impidiendo que este participe en la cascada de coagulación.

El problema surge cuando esta sangre, ahora con citrato, se introduce en el torrente sanguíneo del paciente. El citrato presente en la sangre transfundida, al entrar en contacto con el calcio del receptor, puede unirse a él. Esta unión reduce la cantidad de calcio libre y disponible en el cuerpo del paciente, provocando una disminución rápida y significativa de los niveles de calcio en la sangre, lo que se conoce como hipocalcemia.

La hipocalcemia, aunque a menudo asintomática en sus primeras etapas, puede tener consecuencias graves si no se corrige. Los síntomas pueden incluir:

  • Hormigueo o entumecimiento alrededor de la boca o en los dedos.
  • Espasmos musculares o calambres.
  • Arritmias cardíacas potencialmente peligrosas.
  • Convulsiones.

En casos graves, la hipocalcemia puede incluso llevar a la insuficiencia cardíaca.

Por lo tanto, la administración de gluconato de calcio después de una transfusión masiva actúa como un “escudo” contra esta hipocalcemia inducida por el citrato. El gluconato de calcio es una forma de calcio suplementario que se administra por vía intravenosa, aumentando los niveles de calcio en la sangre del paciente y contrarrestando los efectos del citrato.

Es importante destacar que la decisión de administrar gluconato de calcio no es automática y debe basarse en la evaluación clínica del paciente, incluyendo la monitorización de los niveles de calcio sérico. No todos los pacientes que reciben una transfusión masiva desarrollarán hipocalcemia sintomática, y la administración rutinaria de gluconato de calcio sin indicación puede ser innecesaria.

En resumen, el uso del gluconato de calcio después de una transfusión masiva es una práctica médica crucial para prevenir y tratar la hipocalcemia inducida por el citrato presente en la sangre transfundida. Esta intervención ayuda a mantener la estabilidad del equilibrio del calcio en el cuerpo del paciente, minimizando el riesgo de complicaciones graves y contribuyendo a un resultado más favorable para el paciente.