¿Qué pasa si duermo 4 horas en la noche y 4 en la tarde?

¿Dormir 4 horas en la noche y 4 en la tarde es suficiente? ¡Piénsalo dos veces!

En la vorágine del mundo moderno, dormir se ha convertido en un lujo que muchos sacrifican. “Ya dormiré cuando sea viejo”, es una frase que resuena con la voracidad de la productividad. Se habla de “biohacks” y técnicas para “optimizar” el descanso, reduciéndolo a su mínima expresión. Pero, ¿qué pasa cuando reducimos nuestro sueño a tan solo 4 horas en la noche y 4 en la tarde? ¿Es realmente una alternativa viable a las 8 horas recomendadas? La respuesta, desafortunadamente, es un rotundo no.

Nuestro cuerpo no es una máquina que se pueda programar a nuestro antojo. Necesita del descanso adecuado para regenerarse, reparar tejidos y fortalecerse. Dormir solo 4 horas, incluso si se divide en dos siestas, no es suficiente para cumplir con estas funciones vitales. De hecho, esta privación de sueño tiene consecuencias graves, especialmente para nuestro sistema inmunológico.

Dormir poco debilita nuestras defensas como un ejército sin soldados. Durante el sueño, nuestro cuerpo produce citocinas, proteínas que actúan como mensajeros del sistema inmunitario y ayudan a combatir infecciones. La falta de sueño disminuye la producción de estas proteínas, dejándonos vulnerables ante virus, bacterias y otros agentes patógenos.

Imagina tu cuerpo como un castillo y tu sistema inmunológico como sus guardianes. Dormir poco es como abrir las puertas del castillo durante la noche, dejando a los invasores entrar libremente. Enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, obesidad, depresión e incluso algunos tipos de cáncer se han relacionado con la falta de sueño crónica.

No se trata solo de cantidad, sino también de calidad. La arquitectura del sueño es compleja, con diferentes fases que cumplen funciones específicas. Dividir el descanso en dos siestas de 4 horas puede interrumpir estos ciclos, impidiendo que nuestro cuerpo alcance las fases más reparadoras del sueño profundo.

En definitiva, dormir 4 horas en la noche y 4 en la tarde no es una solución sostenible para un estilo de vida saludable. Aunque pueda parecer tentador “ganar” horas al día, el precio que pagamos con nuestra salud es demasiado alto. Priorizar el descanso y aspirar a 7-8 horas de sueño de calidad cada noche es la mejor inversión que podemos hacer para un sistema inmunológico fuerte y un cuerpo sano.