¿Qué pasa si no trato la infección por hongos?

Las consecuencias de ignorar una infección por hongos pueden ser graves, especialmente si tu sistema inmunitario está comprometido. Si bien muchas infecciones fúngicas superficiales, como el pie de atleta o la candidiasis vaginal, pueden causar molestias y picazón, la verdadera preocupación surge cuando estas infecciones no se tratan y se diseminan. Ignorarlas puede llevar a una candidiasis invasiva, una condición potencialmente mortal.

En la candidiasis invasiva, los hongos, a menudo de la especie Candida, penetran el torrente sanguíneo y se propagan a órganos vitales. Esto puede afectar al corazón, causando endocarditis; a los pulmones, provocando neumonía; al cerebro, generando meningitis; e incluso a los huesos, produciendo osteomielitis. Cada uno de estos escenarios presenta un riesgo significativo para la salud y requiere un tratamiento intensivo, a menudo prolongado y con hospitalización.

Las personas con sistemas inmunitarios debilitados son particularmente vulnerables a la candidiasis invasiva. Esto incluye a pacientes con VIH/SIDA, personas sometidas a quimioterapia, receptores de trasplantes de órganos y recién nacidos prematuros. En estos casos, la capacidad del cuerpo para combatir la infección está disminuida, lo que permite que el hongo se propague rápidamente y cause daños graves.

Además, la falta de tratamiento de infecciones fúngicas superficiales puede generar complicaciones locales. Por ejemplo, una infección por hongos en las uñas puede deformarlas permanentemente y causar dolor crónico. La candidiasis oral no tratada puede extenderse al esófago, dificultando la deglución. Incluso las infecciones cutáneas pueden volverse crónicas y resistentes al tratamiento si se ignoran por mucho tiempo, aumentando el riesgo de sobreinfecciones bacterianas.

No subestimes la importancia de tratar cualquier infección fúngica, por leve que parezca. Si experimentas síntomas como enrojecimiento, picazón, descamación, inflamación o secreción inusual, consulta a un médico o dermatólogo. Un diagnóstico preciso y un tratamiento oportuno son cruciales para prevenir complicaciones graves y preservar tu salud. La automedicación puede enmascarar los síntomas o incluso empeorar la infección, por lo que siempre es recomendable buscar la opinión de un profesional. Recuerda que un enfoque proactivo hacia tu salud es la mejor defensa contra las consecuencias potencialmente devastadoras de las infecciones fúngicas no tratadas.