¿Qué pasa si una bacteria no se va?

Consecuencias de la persistencia bacteriana en el cuerpo

El sistema inmunitario es la defensa natural del cuerpo contra las infecciones bacterianas. Sin embargo, en ocasiones, las bacterias pueden evadir o abrumar al sistema inmunitario, lo que lleva a su proliferación y al desarrollo de infecciones.

Cuando una bacteria no se elimina eficazmente, puede provocar infecciones graves en diversos tejidos y órganos del cuerpo. Estos pueden incluir:

• Meningitis: Inflamación de las meninges, las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal.
• Pericarditis: Inflamación del pericardio, el saco que rodea el corazón.
• Endocarditis: Inflamación del revestimiento del corazón (endocardio).
• Osteomielitis: Infección del hueso.
• Neumonía: Infección de los pulmones.
• Sepsis: Infección generalizada y potencialmente mortal.

Además de estos problemas específicos de órganos, la persistencia bacteriana también puede causar síntomas generales como fiebre, fatiga, dolor muscular y náuseas.

La persistencia bacteriana puede tener varios efectos nocivos en los tejidos afectados:

• Inflamación: Las bacterias liberan toxinas y otros factores que estimulan la inflamación. La inflamación puede causar dolor, hinchazón y daño tisular.
• Daño tisular: Las bacterias pueden producir enzimas que descomponen los tejidos, lo que lleva a la destrucción celular y al daño tisular.
• Formación de abscesos: La acumulación de bacterias y pus puede formar abscesos, que son cavidades llenas de pus que pueden causar dolor y daño tisular.

Si no se trata adecuadamente, las infecciones bacterianas persistentes pueden provocar complicaciones graves, como fallo orgánico, discapacidad e incluso la muerte. Por lo tanto, es esencial buscar atención médica de inmediato si experimenta síntomas persistentes de infección bacteriana.