¿Cómo cambiar de pantalla negra a blanca?

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Para invertir los colores de pantalla en Windows, accede a la configuración de Personalización > Colores. Ahí, en Elegir modo, selecciona Claro para una pantalla predominantemente blanca, o ajusta un modo personalizado según tus preferencias de contraste.

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De la oscuridad a la luz: Domina el cambio de pantalla negra a blanca en Windows

¿Cansado de la oscuridad? ¿Prefieres un entorno de trabajo más luminoso y menos fatigante para tus ojos? Cambiar la pantalla de negra a blanca en Windows es sorprendentemente sencillo, y puede marcar una gran diferencia en tu productividad y comodidad. Olvídate de las complicadas instrucciones que encuentras en otros sitios; aquí te explicamos el método más directo y efectivo, sin rodeos.

La clave reside en la configuración de accesibilidad y personalización que Windows 10 y 11 ofrecen. No necesitas software de terceros ni complicados ajustes del registro. Todo está integrado y a tu alcance.

El camino hacia la luminosidad:

Sigue estos simples pasos para transformar tu pantalla negra (o predominantemente oscura) en un espacio blanco y brillante:

  1. Accede a la Configuración: Puedes hacerlo de varias maneras: Busca “Configuración” en la barra de búsqueda de Windows, o haz clic en el icono de engranaje en el menú de inicio.

  2. Personalización a tu gusto: En la ventana de configuración, selecciona “Personalización”. Aquí encontrarás todas las opciones para ajustar la apariencia de tu sistema operativo.

  3. Ajusta los Colores: Dentro de “Personalización”, haz clic en “Colores”. En esta sección, encontrarás la opción que cambiará radicalmente el aspecto de tu pantalla.

  4. Elige tu modo: En la sección “Elegir modo”, verás varias opciones. Para una pantalla predominantemente blanca, selecciona “Claro”. Inmediatamente, notarás el cambio en la interfaz de Windows, con fondos blancos y texto oscuro.

  5. Control preciso del contraste (opcional): Si “Claro” no es lo suficientemente personalizado para ti, puedes explorar las opciones de “Seleccionar un modo personalizado”. Aquí puedes ajustar manualmente el contraste, ajustando la intensidad del color para encontrar la configuración ideal para tus necesidades visuales. Experimenta con los diferentes ajustes para encontrar el nivel de brillo y contraste que mejor se adapte a ti.

Más allá del blanco y negro: Aunque este método te proporciona una pantalla predominantemente blanca, recuerda que las aplicaciones individuales pueden tener sus propios esquemas de color. Si una aplicación específica mantiene un esquema oscuro, puede que necesites ajustar su configuración interna para que coincida con tus preferencias.

Consideraciones adicionales:

  • Accesibilidad: Recuerda que este ajuste afecta la apariencia general del sistema, y puede ser especialmente útil para personas con problemas de visión. Windows ofrece otras opciones de accesibilidad que pueden mejorar la experiencia del usuario, como aumentar el tamaño del texto y ajustar el contraste de la pantalla.

  • Gestión de la energía: Una pantalla más brillante consume más energía. Ten en cuenta este factor si la duración de la batería de tu dispositivo es una prioridad.

Con estos sencillos pasos, puedes transformar tu experiencia en Windows, pasando de una pantalla oscura a un entorno de trabajo luminoso y agradable a la vista. ¡Experimenta y encuentra la configuración que mejor se adapta a ti!