¿Cuándo hay que tener cuidado con los lunares?

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Ante cualquier alteración en un lunar o nevus —aumento de tamaño, cambio de color o forma, bordes irregulares, picazón, sangrado o secreción— se debe acudir con urgencia a un dermatólogo para su evaluación. La detección temprana es clave.

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El ABCDE de los lunares: cuándo la vigilancia se convierte en prioridad

Los lunares, o nevus melanocíticos, son marcas comunes en la piel, generalmente inofensivas. Sin embargo, algunos pueden convertirse en melanoma, el tipo de cáncer de piel más peligroso. Por ello, la observación regular y la atención a cualquier cambio son cruciales para la detección temprana y el tratamiento efectivo. No se trata de alarmismo, sino de conocimiento y prevención.

A menudo, nos preocupamos por un lunar nuevo, pero la verdadera alerta se enciende cuando un lunar existente sufre alteraciones. No basta con observar si aparecen lunares nuevos, la clave está en monitorizar los ya presentes. ¿Cuándo debemos estar especialmente vigilantes? La regla nemotécnica ABCDE nos proporciona una guía práctica:

  • Asimetría: Un lunar benigno suele ser simétrico, es decir, si lo dividimos por la mitad, ambas partes son iguales. La asimetría, donde una mitad difiere significativamente de la otra, es una señal de alerta.

  • Bordes irregulares: Los lunares benignos tienden a tener bordes definidos y regulares. Bordes irregulares, borrosos, dentados o mal definidos son un factor de riesgo.

  • Color: Un lunar normal suele tener un color uniforme. La variación de color dentro del mismo lunar, con tonos marrones, negros, rojos, blancos o azules, requiere atención médica.

  • Diámetro: Un lunar mayor a 6 milímetros (aproximadamente el tamaño de un borrador de lápiz) merece una observación especial, aunque un lunar más pequeño también puede ser maligno.

  • Evolución: Este es el punto crucial. Cualquier cambio en el tamaño, la forma, el color, la textura (engrosamiento, rugosidad), el relieve (elevación o hundimiento), la aparición de picazón, sangrado, costras, inflamación o secreción en un lunar, debe ser evaluado inmediatamente por un dermatólogo. No esperes a que el cambio sea drástico; incluso alteraciones sutiles son relevantes.

Más allá del ABCDE: Además de estos criterios, hay otros factores a considerar. La aparición de un lunar nuevo en la edad adulta, especialmente después de los 40 años, demanda una visita al dermatólogo. También es importante prestar atención a los lunares situados en zonas expuestas al sol, como la cara, el cuello, los hombros y la espalda.

La detección temprana es fundamental. El melanoma, detectado en sus etapas iniciales, tiene un alto índice de curación. Ignorar los cambios en un lunar puede ser peligroso. No dudes en consultar a un dermatólogo ante cualquier duda. Tu salud es lo primero. Recuerda que la auto-exploración regular es una herramienta poderosa para la prevención. Conocer tu propia piel y sus características te permitirá detectar cualquier anomalía de manera temprana y eficaz.